La previsible venta de los activos inmobiliarios que iba a realizar el Banco Popular para intentar sanear su situación económica, no va a paralizarse. Ahora es el  Banco Santander  quién tiene prisa en deshacerse del bagaje inmobiliario del Banco Popular y va a continuar el proceso de venta.

La venta de estos activos inmobiliarios, imprescindible para cumplir las ya más que recomendaciones del BCE, se va a realizar con importantes descuentos de entre el 30% y el 40% de su valor.

La compra del Popular ha supuesto para el Banco Santander la incorporación a su balance de una serie de  activos improductivos ligados al sector inmobiliario por importe de 29.800 millones de euros con una ratio de cobertura del 45%. Santander pretende dotar 7.200 millones de euros en provisiones para limitar su exposición inmobiliaria y alcanzar una cobertura del 69%, superior a la de sus principales competidores en España, cuya media es del 52%.

El banco presidido por Ana Botín tiene intención de vender la mitad de todos estos activos inmobiliarios en un plazo no superior a los 18 meses y seguir con las ventas inmobiliarias hasta bajar de forma significativa su peso en el balance. Y es que ya lo ha hecho con su cartera propia, consiguiendo reducir su exposición al ladrillo en un 60% entre el 2012 y el primer trimestre del 2017.

Para conseguir sus objetivos el Banco Santander deberá vender los activos inmobiliarios heredados del Popular con descuentos de hasta un 40%. Y la operación debería empezar a la vuelta del verano. Como en las anteriores «rebajas inmobiliarias» será Altamira quien coordine la operación.

Antes de esta fecha, en pleno verano, Santander  acometerá en el mes de julio una ampliación de capital en 7.000 millones de euros para poder hacer frente a la absorción de Banco Popular. El periodo de suscripción de la operación se prevé que comience a principios o mediados de julio, para ejecutarse a finales de mes. Citi y UBS serán los encargados de coordinar la operación.