La restricción del mercado hipotecario lanzó a las entidades financieras a prestar dinero para la adquisición de bienes menores y las consecuencias, además de una lógica mejoría del consumo, ya están comenzando a notarse en forma de una burbuja del crédito al consumo y un incremento de los impagos.  Lo denuncia el Banco de España, que se ha visto obligado a lanzar una advertencia a las entidades para que no financien la compra de automóviles, electrodomésticos, dispositivos tecnológicos u otros bienes de consumo a aquellas personas de economía débil y que no podrán hacer frente a sus obligaciones de pago.

La situación se produce cuando el saldo de créditos al consumo se ha elevado un 41%, hasta alcanzar los 62.800 millones de euros en los últimos tres años. Los últimos trimestres muestran un descenso en este tipo de créditos por la constante desaceleración económica, como refleja el último Informe de Estabilidad Financiera del Banco de España.

A la vez que la economía se debilita, se incrementan los impagos en los créditos para la compra de bienes de consumo duraderos que,  a cierre de junio,  se elevaron un 22,6% respecto a hace un año. Este aumento de los impagos es muy superior al producido hace un año, cuando el ascenso interanual era del 7%.

El Banco de España está advirtiendo sobre el cambio de tendencia y recomienda a los bancos estar alerta sobre cómo evoluciona la morosidad, instándoles a provisionar adecuadamente los nuevos impagos que se produzcan.

Además, pide evitar cualquier tipo de relajación de los estándares crediticios, ya que teme lo que está sucediendo, y es que en un entorno de baja rentabilidad por el precio del dinero, las entidades apuesten por el crédito al consumo -cuyo precio es superior al de otro tipo de créditos por su mayor riesgo- pasando muy por encima de la capacidad de pago de los peticionarios.

En su informe, el Banco de España también recuerda que la tasa de ahorro de las familias españolas ha caído hasta el 4,4% de su renta disponible, cinco puntos menos que dos años antes, lo que convierte a los hogares en vulnerables ante cualquier empeoramiento de las condiciones económicas.