Los bancos llevan casi dos años intentando deshacerse al precio que sea de sus valores inmobiliarios y con las facilidades que disponen lo están consiguiendo. Su estrategia es clara y se basa en tres puntos fundamentales, por un lado ahogan al sector inmobiliario concediendo hipotecas de manera muy restringida y tan sólo a los que compran sus inmuebles; además han convertido todas sus oficinas bancarias en agencias inmobiliarias compitiendo con las agencias tradicionales del sector con mucha ventaja y como tercer punto a tener en cuenta llevan adelante una política muy agresiva de precios porque lo que rebajan por un lado en el precio del inmueble lo ganan por el otro vendiendo hipoteca y productos varios y porque sus pérdidas se han cubierto ya, en algunos casos, con dinero público. De esta forma están destrozando el tradicional sector inmobiliario y ahogando a los vendedores particulares que no consiguen vender sus inmuebles y en algunos casos se ven embargados y desahuciados ante esta imposibilidad.

El primer banco que ha presentado balance, el Sabadell, ha presentado un inmejorable resultado inmobiliario. Así, en 2013, se deshizo de 18.501 inmuebles por 3.120 millones de euros (un 40% más que en el año anterior) en todo el ejercicio a través de su filial inmobiliaria, Solvia. O lo que es lo mismo, cerró un 34,2% más de operaciones que en 2012 (13.777).

En este balance, el Sabadell destaca que ha detectado una activación de las transacciones de extranjeros no residentes con la contribución de agentes comerciales propios en Reino Unido y Rusia. En concreto ha colocado 1.872 viviendas a extranjeros no residentes en 2013. El consejero delegado del banco, Jaume Guardiola, ha apuntado también a a una demanda inmobiliaria creciente localizada especialmente en el arco mediterráneo.

Los cálculos para 2014 son más moderados porque el producto más disponible para vender ya ha salido y la cartera de viviendas va reduciéndose. Además, el plan estratégico 2014-16 pone el foco en la rentabilidad. Por ello, el banco deberá buscar el equilibrio entre el adelgazamiento de la cartera de inmuebles y su precio de venta para no generar «pequeñas pérdidas» -el descuento medio ha sido del 48% respecto al precio de origen, frente a provisiones de algo más del 47%, con datos de 2013-.