Transcurridos ya diez años desde que comenzara la crisis, podemos disponer de una interesante perspectiva sobre el coste real que ha tenido en nuestras vidas, valorando no sólo los conceptos económicos, sino también los sociales. Y del primer vistazo nos sobresaltamos con la caída espectacular que han tenido nuestros derechos y libertades, esos logrados con muchos años de esfuerzo.

Resulta evidente que este Gobierno ha aprovechado la debacle económica producida por las malas prácticas de las entidades financieras, para desmontar el pequeño estado de bienestar logrado y privatizar todo lo que escandalizara su visión neoliberal, dando negocio a sus amigos y benefactores en la sanidad, la educación, la vivienda, la banca. Esa banca rescatada a costa de nuestros bolsillos, de la noche a la mañana, con un cambio constitucional y sin pedirnos no ya nuestro permiso para hacer lo que hicieron, sino al menos nuestra opinión al respecto.

No han sido palos de ciego, ni mucho menos, lo sucedido a lo largo de estos últimos ocho años. Todo corresponde a una estrategia que nos ha dejado pobres, no solo en dinero, sino también en dignidad.

Se comenzó echando la culpa a la “herencia recibida”, creando una especie de sentimiento general de culpabilidad por haber participado en la fiesta, acuñándose el concepto de haber vivido por encima de nuestras posibilidades, con lo que era preciso pagar y penar por ello. Todos éramos culpables y habían venido a salvarnos de nuestros desatinos y desviaciones progresistas con una buena dosis de neoliberalismo retrógrado y   privatizador.

De la primera tacada se recortaron nuestro derechos sanitarios, educativos, laborales, sociales…y al objeto de que nadie se moviera se endurecieron las leyes punitivas para los que se atrevieran a protestar, eliminando además, gracias al preclaro Gallardón, el del Canal de Isabel II, el acceso gratuito a la Justicia. Sueldos y pensiones sufrieron un retroceso que jamás antes se había producido; lo que junto al brutal incremento del paro dejó a varios millones de españoles desprotegidos, en la indigencia y esclavizados, en muchos casos, con deudas de por vida.

Con todo ello se pretendía combatir un déficit desmesurado, aderezado con una prima de riesgo que dejó al país al borde de la quiebra. Más bien que mal y sufrimiento y dolor mediante, esa contención del gasto social –lo del rescate a la banca mejor no lo estudiamos- permitió al Gobierno simular no haber sido  intervenido al completo por la UE e ir enderezando sus cuentas, aunque la factura, como sucede siempre, no la pagaron todos los españoles, que algunos quedaron exentos y otros se quedaron con una parte del importe.

En medio de toda la crisis, se consiguió idiotizar a una gran parte de la población, con la inestimable ayuda del fútbol, la telebasura y el “yo paso de política”, lo que junto a una pérdida casi absoluta de los valores morales e intelectuales, ha dejado inane a una gran parte de la sociedad y ha permitido que se continúe con las directrices marcadas, sin apenas oposición.

Y entre esas directrices está la de convertir a este país en un mercado neoliberal de 45 millones de consumidores, donde todo tenga precio marcado y con el que las grandes corporaciones dispongan de un gallinero en el que esquilmar y robar sin cortapisa a los «pobres pollos» pagando, eso si, la pertinente cuota de acceso al corral.  De esta forma se han casi esfumado los derechos de los consumidores,  gravemente conculcados en beneficio de las grandes empresas, que para las medianas y pequeñas no ha habido más ventaja que el concurso de acreedores. Los bancos, las eléctricas y las compañías de telefonía, han sido las grandes beneficiadas de la dejadez, no puede ser menos que interesada, que han mostrado las administraciones, tanto la central, como las autonómicas, sin diferencias de color político y que se puede comprobar fácilmente observando los presupuestos destinados a la defensa de los consumidores, con caídas espectaculares como la de Andalucía, que es además la comunidad autónoma con más denuncias por motivos de consumo.

La lista de robos, estafas y abusos es larga; la cláusula suelo, los gastos hipotecarios, la ley de desahucios…por parte de la banca; los contadores inteligentes –sólo en una dirección- la manipulación de las tarifas, la cuota de potencia…a cargo de las eléctricas; las ventas de paquetes de megas que se quedan para siempre y no hay manera de eliminarlas, las tarifas que contratas uno y pagas siete, la permanencia, las penalizaciones…a cargo de las empresas de telecomunicaciones. Y los 902 para todos.  Decenas de actos fraudulentos cometidos contra los consumidores, y las administraciones encantadas de haberse conocido o imponiendo en algunos casos sanciones ridículas frente a los beneficios obtenidos.

Todas las semanas algún nuevo escándalo salta en los medios de comunicación…pero no pasa nada. Iberdrola ha sido denunciada por parar varias centrales para subir artificialmente el precio de la electricidad en los meses de frío, en que estaba más cara. Multas aparte no pasará nada. El responsable no será Sánchez Galán, sino un conserje que el día antes de jubilarse pasaba por allí y al tropezarse pulsó sin querer el botón que originó los millones de euros de beneficios a costa de unos consumidores ateridos. https://www.aquimicasa.net/blog/electricas/iberdrola-al-banquillo-por-el-tarifazo-electrico

Pero esto de manipular los precios es un vicio malsano que tienen todas las grandes empresas, no deben ganar lo suficiente y las cabezas de sus directivos podrían caer si no hay buenos resultados para los accionistas. El caso es que un juez ha condenado a Telefónica por intentar controlar el mercado expulsando a sus competidores. https://www.aquimicasa.net/blog/activos-inmobiliarios/el-supremo-confirma-la-multa-a-telefonica-por-manipular-precios

También esta semana nos enteramos que Vodafone, tras ser condenada a pagar 4 millones  de euros por estafar a sus usuarios y a tener que devolver lo estafado, intenta no hacerlo, engañando de nuevo a los consumidores. Y no pasa nada.  https://www.aquimicasa.net/blog/activos-inmobiliarios/condenan-a-vodafone-a-devolver-4-millones-y-continua-enganando

Caso muy similar a Caja Duero, que tras ser condenada en un caso de cláusula suelo decidió no cumplir la sentencia y ha tenido que ser embargada. https://www.aquimicasa.net/blog/bancos/caja-duero-embargada-por-las-clausulas-suelo

En el sector bancario el premio se lo ha llevado Caixabank, implicada, según el juez de la Audiencia Nacional, Ismael Moreno, en un caso de blanqueo de capitales con las mafias chinas. Seguro que la cúpula de la entidad financiera vivía en la inopia. https://www.aquimicasa.net/blog/bancos/caixabank/caramba-caramba-con-caixabank-y-alegan-que-ellos-son-buenos

Ante la situación de recortes sociales, laborales y económicos muchos españoles, han tenido problemas para poder pagar no ya sus hipotecas, que también, sino abusivas facturas de teléfono, electricidad, gas…y sin darles casi tiempo a reclamar, sus datos han sido incorporados a uno de esos archivos de morosos, dificultándoles la vida casi para siempre. Ahora el Tribunal Supremo ha decidido que esta incorporación no se puede hacer tan a la ligera y ha condenado a una de estas empresas. https://www.aquimicasa.net/blog/consumidores/palito-del-supremo-a-las-empresas-de-reclamacion-de-deudas

Todo se salda con una eximia multa en comparación a lo percibido, jamás hay un presidente o consejero delegado de estas empresas, que tenga que dimitir o dar con sus huesos en la cárcel. Todo lo contrario a lo que sucede cuando lo que se roba son unos euros, o kilowatios o pechugas de pollo o unas cremas.

No puede ser que en todos los casos la inacción de la administración sea la culpable de la situación de estafa generalizada. No puede ser que los afectados tengan que recurrir una y otra vez a los juzgados porque los departamentos de defensa de los consumidores o el Ministerio de turno estén ciegos ante los abusos de las grandes empresas. La explicación más plausible es “que no interesa”; no interesa defender a los consumidores porque no se recibe nada a cambio y  en cambio, de las grandes empresas siempre se puede obtener algo, aunque “tan sólo “sean sillones millonarios en sus consejos de administración.

Y siendo grave la situación de abusos manifiestos y generalizados, aún considero más escandaloso que, tras una sentencia condenatoria, no se conmine a las empresas condenadas a reparar los daños  y devolver lo robado de oficio, sino que se obligue a los afectados a tener que recurrir a tribunales, contratar peritos y abogados para obtener lo que les ha sido arrebatado.

La situación de indefensión y escarnio que padecen los consumidores españoles y usuarios de todo tipo de servicios no es propia de un estado de derecho. Y menos de un país de la UE en donde los derechos de los consumidores son cada vez más tenidos en cuenta. Tanto es así que el propio Ministerio Fiscal está recomendando  la necesidad de crear un área especializada en la protección de los derechos de los consumidores, al considerar que “es necesaria la creación de una especialidad para dar cierta cobertura a las múltiples quejas de ciudadanos que son objeto de situaciones de avasallamiento por las grandes compañías suministradoras de servicios“. https://www.aquimicasa.net/blog/consumidores/fiscalia

Si en una guerra la primera víctima es la verdad, parece que en una crisis económica lo son los derechos de los ciudadanos. O por lo menos en España, donde se ha aprovechado la crisis para quitarlos, disminuirlos y hacérnoslo tragar sin protestas. Pero fútbol y telebasura, para consumo de los pobres pollos encerrados e idiotizados, hay más que nunca, convirtiendo así al país en chabacano y grotesco.

 

 

 Eduardo Lizarraga

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