Que la banca lleva insertado en su ADN el gen de la usura es algo incuestionable, son demasiados siglos cultivando el abuso como para que unas simples legislaciones europeas o españolas puedan reconvertir la situación. Lo vemos de forma clara en las conocidas «tarjetas revolving», en las que a pesar de un cambio de tendencia en algunos bancos, otros se resisten a bajar sus beneficios y hacen trampas aumentando las comisiones y gastos aunque bajen el interés.

Lo denuncia la Asociación de Usuarios Financieros, Asufin, que asegura que,  aunque la media de precios de las revolving se sitúa en el 18,88% en términos TAE (intereses más comisiones y gastos), según su nuevo Barómetro, que sondea a los 13 principales operadores del mercado, continúa habiendo entidades que superan ampliamente el 20% TAE. Como BBVA con sus tarjetas Después Oro y Después, con el 27,49% y el 25,41%, respectivamente; Openbank, con su Visa Diamond, al 23,26%, y CaixaBank, con su Visa&Go, al 23%. La clave está en las comisiones y gastos que elevan los tipos de interés que, de media, se sitúan en el 16,49%.

La sentencia 149/2020 del Tribunal Supremo, de 4 de marzo, que tildó de “usurero” el tipo de interés por encima del 20% provocó ajustes en el sector, pero no suficientes. El recorte en los tipos de interés que hemos ido viendo a lo largo del año, se ve compensado por el incremento en las comisiones y gastos, lo que sigue situando el precio total de estas tarjetas en el entorno de la usura.

Y es que tras el parón en el descenso de los tipos nominales, que pasan del 16,71%, registrado en enero, al 16,49% actual, otras vías de cobro ganan importancia, como son las comisiones de emisión que, de hecho, en otros segmentos de tarjetas, como las de débito, ya están subiendo.

Con todo, el peligro real de estas tarjetas, y sobre el que siempre ha puesto ASUFIN el foco, radica “en la falta de transparencia del mecanismo de amortización que lleva al consumidor a pensar, erróneamente, que adquiere una tarjeta de facilidad de pagos cuando en realidad contrata una línea de crédito abierta que le atrapa en una espiral de deuda”, en palabras de Patricia Suárez, presidenta de ASUFIN. “No pueden seguir siendo tan sumamente accesibles unas tarjetas que son auténticas bombas de crédito, que permiten disposiciones muy elevadas y pago de cuotas realmente pequeñas; son un peligro para el consumidor”, alerta.

Por ejemplo, muchas de estas tarjetas permiten disposición de crédito de 8.000 euros o más. Una deuda de esa cantidad y con los tipos medios que detectamos en el mercado, del 16,49% nominal y 18,88% TAE, se pagaría solo de intereses el primer mes 109,93 euros.

El caso de Openbank

Por otra parte, el efecto ‘bajada’ de la TAE, del 22,84% de enero, al 18,88%, se debe en buena parte la importante rebaja progresiva de la comisión de emisión aplicada por la Visa Diamond Infinite Credit de Openbank. Esta tarjeta se comercializaba hasta finales del año 2020 con una comisión de 125 euros y se ofrecía gratis el primer año, lo que permitía a la entidad no incluirla para el cálculo de la TAE, pese a ser obligatorio. En diciembre del año pasado, esta entidad incluyó una nota indicando la TAE a partir del segundo año. Actualmente, continúan incluyendo en la TAE el coste de la comisión que, eso sí, ha pasado a ser de 55 euros, lo que ha impactado a la baja en la media del mercado.