El primer año de pandemia ha abierto una importante brecha en la economía doméstica de muchas familias, tal y como revela una encuesta realizada por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) a 2.073 personas de entre 25 y 79 años con el fin de valorar la solvencia financiera de los hogares, o lo que es lo mismo, su capacidad para afrontar los diferentes gastos domésticos. Así, una de cada cuatro familias ha perdido al menos un 25% de sus ingresos durante 2020. La organización pide al Gobierno ayudas directas a los consumidores vulnerables, especialmente en hogares con niños, además de facilitar el acceso a otras ayudas que ya existen como el bono eléctrico (y térmico).

Los datos, publicados en la revista OCU Compra Maestra de abril, reflejan tanto una mejora de la solvencia familiar entre las familias que han mantenido sus ingresos, probablemente como consecuencia de la reducción del consumo y la movilidad (el 55% de los encuestados), como un significativo deterioro entre aquellas familias que sufrieron una reducción igual o superior al 25% de sus ingresos respecto a 2019 (el 24% de los encuestados). La pérdida de ingresos supone serias dificultades para afrontar el pago de los suministros del hogar y adquirir alimentos frescos. Para muchos, acudir a la óptica o al dentista resulta un lujo. Para otros los comedores sociales se están convirtiendo en la única manera de sobrevivir.

Pero las dificultades económicas no han afectado por igual a todas las regiones. La peor evolución se concentra en dos comunidades autónomas en las que la dependencia del sector turístico es muy grande: Canarias cae al último puesto en solvencia y se sitúa casi diez puntos por debajo de la media nacional; y Baleares, que en 2019 era una de las mejor situadas en el ranking, se precipita hasta el cuarto puesto por la cola. Entre las mejores destacan La Rioja, seguida de Aragón y Castilla y León. Murcia por su parte gana varias posiciones y también se sitúa por encima de la media nacional.