Hace ya tiempo que las mayores multinacionales de la alimentación se quieren hacer con el control del agua e impedir los «bajos precios» que tiene la del grifo, asegurando que un bien vital para la vida tiene que valorarse más. Su negocio vendiendo agua embotellada ya es inmenso y les genera cataratas de beneficios, pero quieren más. Y de esos beneficios vienen los caudales para las inmensas campañas de publicidad y marketing en las que caen millones de consumidores.

Publicidad y mensajes pseucientíficos se entremezclan

Campañas soterradas, apoyadas por interesados informes científicos, como la que decía que había que beber 2 litros de agua al día, y de ahí salieron ríos de personas acarreando botellas de agua, como camellos de dos patas con sus aljibes incorporados. O eslóganes como el conocido «Agua de Lanjarón, que es buena para el riñón…» Junta a ellas campañas de desprestigio del agua del grifo hablando de su mala calidad o de los contaminantes que contiene.

De lo que no dicen nada es del coste ambiental del agua embotellada, que es 3.500 veces mayor que el del agua del grifo, y que su impacto en los ecosistemas es aproximadamente 1.400 veces más, según un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal). Sus envases pueden encontrarse en cualquier rincón de nuestros parquee, campos y montañas, y los mares, hasta en sus zonas más profundas, están llenos de ellos. Pero no es el único precio que se dispara, beber agua envasada tiene un coste económico entre 100 y 1.000 veces superior a hacerlo desde el grifo.  De la publicidad engañosa con la que venden sus productos también se está hablando y denunciando.

BEUC y organizaciones miembro* de 13 países, entre ellas la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), han denunciado ante las autoridades de la UE las alegaciones comerciales engañosas sobre la circularidad de sus productos por parte de los principales envasadores de botellas de agua potable, como Coca-Cola HBC, Danone y Nestlé Waters/Nestlé. Según el análisis conjunto, tales afirmaciones no cumplen las normas de la UE sobre prácticas comerciales desleales. Este informe se ha llevado a cabo junto a ClientEarth y ECOS – Environmental Coalition on Standards.

Ni 100% reciclable ni 100% reciclado

El consumidor europeo medio bebe unos 118 litros de agua embotellada al año y el 97% de esta agua se envasa en recipientes de plástico. Estas botellas de agua, tan buena y saludable, son una de las principales fuentes de contaminación por plásticos en las playas europeas. La industria de las bebidas recurre a alegaciones de reciclabilidad que, según esta investigación, son demasiado vagas, inexactas y/o insuficientemente fundamentadas. En el estudio se han identificado tres afirmaciones engañosas:

– «100% reciclable«: Este término ambiguo depende de muchos factores, como la infraestructura disponible para recoger el material, la eficacia del proceso de clasificación o los procesos de reciclado adecuados. Se calcula que la tasa de reciclado de cuerpos de botellas de bebidas de PET es sólo del 55% en la UE y la posibilidad de que vuelva a convertirse en botella ronda el 30%.
– «100% reciclado«: Esta afirmación implica erróneamente que la botella completa está fabricada íntegramente con materiales reciclados. Lo cierto es que, según la legislación de la UE, las tapas de las botellas no pueden fabricarse con materiales reciclados y las etiquetas rara vez se fabrican con materiales reciclados. Además, añadir plástico virgen (es decir, plástico no reciclado) al cuerpo de la botella también es una práctica habitual.
Uso de imágenes “ecológicas”: En muchas botellas de agua de Europa se utilizan imágenes de bucles cerrados, logotipos verdes o imágenes de la naturaleza. Inducen a la falsa idea de neutralidad medioambiental, circularidad sin fin del plástico e incluso pueden dar la impresión de que las botellas tendrían un impacto positivo en el medio ambiente.

Denunciados por engaño a los consumidores

BEUC y sus miembros han presentado una denuncia ante la Comisión Europea y la red de autoridades de protección de los consumidores (CPC), pidiéndoles que inicien una investigación. OCU, además, se ha dirigido al Ministerio de Consumo pidiendo también a las autoridades nacionales que garanticen que los envasadores dejen de engañar a los consumidores con este tipo de reclamos.