A pesar de los esfuerzos del Gobierno la factura de la luz continúa en máximos históricos y preocupando a una gran parte de la ciudadanía. Y es que mientras continúe el sistema marginalista de generar el precio de kW/hora, diseñado por y para que las eléctricas puedan especular a su antojo, continuaremos pagando el abuso de sus facturas. Y lo haremos porque toda la movida que se nos ha vendido con el tope del precio del gas, no tendrá mucha repercusión cuando se aplique. La misma vicepresidenta Teresa Ribera ha reconocido que la medida solo tendrá un impacto a la baja en la factura del 15%.
La factura de la luz del usuario medio alcanzó los 120,68 euros en mayo, un 46,9% por encima de los 82,13 euros del mismo mes del año pasado y siendo así el sexto recibo más alto de la historia. Viendo los costes por kWh, en mayo de 2021, el precio del kWh de electricidad se situó en una media de 17,20 céntimos (con el 27,19% de impuestos indirectos incluidos). Este mayo, el precio medio ha sido de 26,49 céntimos en horario valle, 29,46 céntimos en horario llano y 34,75 céntimos en horario punta (incluido el 10,55% de impuestos indirectos que se aplican en las facturas emitidas desde el pasado 16 de septiembre). La media aritmética entre los tres tramos ha sido de 30,23 céntimos, un 75,8% más que hace un año. La media ponderada tomando como referencia el consumo del usuario medio en cada tramo ha sido de 29,65 céntimos, un 72,4% más elevada que en mayo de 2021.
La única forma de conseguir para todos los españoles el beneficio de una factura razonable es intervenir hasta un máximo de 50 euros el MWh el precio de la electricidad en la subasta diaria, y no los 3.000 que tenemos ahora. Si por el contrario elegimos la fórmula de poner un precio al gas, este debería tener un precio máximo de 10 euros, lo que es poco probable que se consiga. La medida propuesta por España y Portugal a Bruselas plantea 40 euros de partida, que irán subiendo hasta los 70 euros al finalizar el año que tendrá de duración.
La organización de consumidores FACUA reclama al Gobierno de España que plantee a la Comisión Europea un cambio radical en el sistema, dado que resulta disparatado que los consumidores tengan que pagar las energías más baratas al precio de las más caras. Y las más caras no son siempre las que tienen los costes de producción más altos -las que dependen del gas-, sino también las que, como viene ocurriendo con la hidroeléctrica, pujan en la subasta al mismo precio o incluso por encima de lo que lo hacen las centrales que queman gas.
Pero, además, FACUA insiste en exigir al Gobierno que proteja a las familias por la vía de declararlas a todas -excepto las rentas más altas- consumidores vulnerables, de manera que puedan acogerse coyunturalmente a un bono social especial, que les permitiría pagar tarifas con grandes descuentos sobre lo que dicta el mercado. Se trata de una fórmula que, en opinión de la asociación, respeta el derecho comunitario en materia eléctrica.
El usuario medio tiene un consumo mensual de 366 kWh y una potencia contratada de 4,4 kW.