Con las tarifas de la luz situadas en posiciones imposibles de imaginar hace un año, los hidrocarburos disparados y el gas ya ni se sabe, hemos tenido que contemplar como el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, se ha opuesto este jueves a cualquier posibilidad de «intervencionismo» en el mercado energético y en las compañías eléctricas. Tampoco le ha gustado la idea de contener los dividendos de las compañías eléctricas por el riesgo de alejar inversiones.

El patrón de los patronos ha proseguido su alocución pidiendo ayudas para el campo y la industria, porque que ya «hay fábricas que están parando porque los costes son casi inasumibles» y también ha solicitado «una ayuda muy especial con el campo español», tanto en la agricultura como en la ganadería.

Y vistas las dos declaraciones conjuntas, no puedo menos que sorprenderme de su habilidad un tanto hipócrita pidiendo por un lado que no se toquen los beneficios de las compañías eléctricas ni sus facturas y por el otro ayudas para las empresas perjudicadas por las facturas eléctricas de las que un 18,5% son los beneficios que hay que «proteger». ¿Pensará que estamos tan entregados como la anterior Ministra de Trabajo, Fátima Báñez?, su asalariada ahora en la Fundación CEOE.

En fin, Oh témporaoh mores» que decía Marco Tullio. El caso es que en el otro lado de las sensibilidades, FACUA-Consumidores en Acción reclama al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que no ponga más excusas y decida si interviene de forma contundente las tarifas eléctricas para defender a los consumidores u opta por ponerse del lado de los intereses del oligopolio eléctrico llevando a cabo medidas descafeinadas que tendrán un reducido impacto en las infladísimas facturas.

La asociación considera desafortunada la afirmación realizada por Sánchez en el Congreso de los Diputados, en la que indicó que «los precios de la energía son única responsabilidad de Putin». «Que paguemos hasta 700€ por cada MWh de electricidad eólica, solar, nuclear o hidráulica se debe a que la regulación del sector es una auténtica estafa», ha señalado el secretario general de FACUA, Rubén Sánchez.

«Basta de excusas. Bruselas justifica intervenir los infladísimos precios del sector eléctrico», ha manifestado el dirigente de la asociación. «50 euros por megavatio hora (MWh) debe ser el tope. O se impone esa cifra en la subasta o se obliga a las eléctricas que no queman gas a devolver todo lo que la supere. ¿A quién va a defender este Gobierno?».

Con la fórmula reivindicada por FACUA, todas las tecnologías serían retribuidas a precios muy superiores a sus costes de producción salvo las centrales térmicas, a las que a posteriori el sistema podría compensarles las pérdidas, añadiendo márgenes de beneficio razonables, pero alejados de la especulación.

La Comisión Europea ha alertado por fin de que la actual situación puede estar causando un daño significativo a los consumidores y cementando la posición de los operadores dominantes, por lo que ha justificado la intervención de precios por parte de los gobiernos.

La asociación recuerda que desde el pasado 6 de julio, una resolución de la CNMC permite que las eléctricas oferten la electricidad a precios que podrían llegar a alcanzar los 3.000 euros por MWh. Se trata de la Resolución de 6 de mayo de 2021, por la que se aprueban las reglas de funcionamiento de los mercados diario e intradiario de energía eléctrica para su adaptación de los límites de oferta a los límites de casación europeos.

En esa fecha, se modificó el tope de 180 euros que estaba vigente desde 1998. Dos meses después de la aprobación de este cambio regulatorio, las eléctricas superaron por primera vez el máximo de 180 euros y han ido batiendo récords en los últimos meses, hasta alcanzar los 700 euros del pasado martes a las 20.00 horas, el tope hasta la fecha. Pero como podemos comprobar aún les queda margen para seguir saqueando nuestros bolsillos y matando la economía española. Resulta curioso que el patriotismo se decante por los intereses de las eléctricas y el que se ponga en el lado contrario es un chavista bolivariano.