Si bien es cierto que cada uno habla de la feria según le va, la unanimidad está siendo lo habitual a lo largo de toda nuestra vieja piel de toro: incertidumbre y malos resultados comparados con el año 2019, aunque con matices. Y es que tiene poco que ver el mercado inmobiliario del levante y las islas, ligado al turismo y al verano, con la primera vivienda o lo que acontece por la España verde, la cornisa cantábrica.

Se quejan muchas agencias inmobiliarias de la catastrófica ausencia de los turistas que eran la base principal de su actividad. Menos ingleses, menos alemanes y muchos menos escandinavos, por citar algunas de las nacionalidades importantes que brillan por su ausencia. De rusos y chinos mejor ni hablar. Y esto lo saben bien en las tiendas de lujo de la calle Lista en Madrid.

Seguro que aún recordamos los lamentos de una Semana Santa para olvidar; alquileres que no se hicieron, operaciones pendientes que se cayeron, confinamiento y preocupación. ¡Queda el verano y lo salvaremos! nos decíamos todos. Incluido el Gobierno,  que en su estrategia finalizó el estado de alarma intentando dar algo de tiempo a la reanudación económica ligada al verano y devolviendo el control a las autonomías. ¿Se equivocó?

Creo que ya no era posible continuar con un confinamiento tan estricto que amenazaba con terminar en rebelión. Aunque seguro que las autonomías podían haberlo hecho mejor. Pero sus gobiernos y gobernantes están más cercanos a la sociedad de su zona y ésta, sobre todo determinados sectores, pudo presionar más para mover la actividad económica e intentar que los turistas volvieran a llenar de nuevo los negocios, dando una falsa sensación de normalidad. ¿Se equivocaron? Si es así y es poco consuelo, lo han hecho también el resto de las autoridades europeas que ahora contemplan la llegada de la temida segunda ola, mucho antes de lo que se preveía. Y en algunas zonas y sectores amenaza con derribar algunas estructuras económicas que habían resistido.

La realidad de lo acontecido nos está llegando con algunas estadísticas que denotan la profundidad de la crisis que llega. De acuerdo a los últimos datos de la Estadística Registral Inmobiliaria, las compraventas de vivienda pasaron de casi 46.000 operaciones en julio de 2019 a menos de 31.000 en julio de este año, es decir, con un descenso próximo a las 15.000 operaciones. Por su parte, los notarios nos indican que la crisis sanitaria comienza a afectar al precio de la vivienda y que en términos de precio promedio, el metro cuadrado de las viviendas compradas en julio alcanzó los 1.377 euros, lo que supone una bajada del 9,4% interanual. Esta reducción del precio por metro cuadrado de las viviendas se debió tanto al descenso del precio de las viviendas unifamiliares  como al de los pisos.

Y si la situación de la compraventa de viviendas y sus precios no es buena, si hablamos de lo que acontece con los locales comerciales, la situación adquiere tintes de drama. Tras levantarse el estado de alarma muchos de los comercios que aún sobrevivían en nuestras calles no han levantado ya sus persianas.

Lo dice la Confederación Española de Comercio (CEC), que también habla de cierres masivos en los próximos meses. “El 10% del comercio de proximidad no ha vuelto a levantar su persiana tras el estado de alarma” aseguran. La entidad empresarial lo relaciona con la caída de hasta el 50% en la facturación, que ha sido especialmente pronunciada en el sector textil que ha visto como la ropa de primavera se ha muerto en sus estanterías y almacenes, pudiéndola sacar a duras penas con grandes descuentos. Y hay que pagar los alquileres, los sueldos, el género nuevo…Todo ello con la incertidumbre de cuál será la situación en los próximos meses.

Pero si el pequeño comercio del sector textil lo ha pasado mal, qué decir de la hostelería y el ocio nocturno que supone algo más del 6,2% del PIB. Este último es el gremio más afectado por los cierres y  las restricciones impuestas por las administraciones públicas, que han llevado a que la patronal del sector del ocio nocturno, España de Noche, prevea la desaparición del 60% de los bares de copas y discotecas. Ya hay centenares de locales en toda España, bares y restaurantes, que se alquilan o venden hasta sin traspaso y moratorias en el alquiler, pero con pocas expectativas.

La situación ha disparado en un 40% la oferta de locales, sobre todo en localizaciones no prime, aunque cercanas. La Confederación Española de Comercio (CEC) cree que para finales de año habrá una destrucción del 30% de los comercios que había al principio de la pandemia. Y basta hacer unos breves números para que veamos la magnitud del desastre en pérdida de puestos de trabajo, autónomos y actividad económica. A la vez el parón de la demanda de locales se extiende como mancha de aceite y parece poco probable que se reactive hasta que se le vea la salida al túnel. La caída de los precios tanto en venta como alquiler parece inevitable.

Y por desgracia todo se pone cada vez más negro. Al incremento de casos de contagios en los que Madrid, el principal motor económico de España, se lleva la palma, hay que añadir la declaración de la OMS advirtiendo de un notable incremento de la mortalidad por esta causa en los meses de octubre y noviembre…¿salvaremos las navidades del 2021?

No parece que sea la opinión del Banco de España que se ha colocado ya en el peor de los escenarios que marcó antes del verano. En concreto ya descarta un «escenario de recuperación temprana» en el tercer trimestre y el cuarto de este año y prevé que la economía española registre una caída de entre el 10,5% en un escenario sanitario más favorable y hasta el 12,6% en el conjunto del año en caso de materializarse la situación pandémica más desfavorable, en un hipotético escenario 2, al tiempo que empeora su pronóstico sobre el crecimiento de 2021, augurando tan sólo un repunte de entre el 4,1% y el 7,3%.

El escenario 1 contempla la aparición de rebrotes que requerirían solo de medidas de contención de ámbito limitado a nivel geográfico y ramas afectadas, con alteraciones relativamente limitadas de la actividad económica y mayor incidencia en ocio, hostelería y turismo; el segundo prevé una mayor intensidad de los rebrotes, que no precisarían de medidas de distanciamiento tan estrictas como en marzo, pero sí limitaciones que afectarían en mayor medida a la actividad de las ramas de servicios y comercio al por menor.

La continuación de la recuperación daría lugar a avances más modestos de la actividad en 2022, del 1,9% y el 3,3% en cada escenario, por lo que al final del período de proyección escenificado por el Banco de España, el nivel del PIB se situaría unos 2 puntos porcentuales por debajo del nivel previo a la crisis en el escenario 1, brecha que se ampliaría hasta algo más de 6 puntos en el escenario 2.

El supervisor se cura en salud y habla siempre de una elevada incertidumbre por el desconocimiento que tenemos en la evolución de la pandemia y el tiempo que va a durar su destrozo en la actividad económica.

Y si las cifras del PIB intranquilizan, las del mercado laboral hacen llorar. El BdE estima que, a pesar del efecto beneficioso que han tenido y siguen teniendo los ERTE, el empleo caerá entre un 11,9% y un 14,1% este año y repuntará entre un 3,8% y un 7% y entre un 1,6% y un 2,7% los dos siguientes ejercicios, lo que situará la tasa de paro entre el 17,1% y el 18,6% este año. En 2021 oscilaría entre el 19,4% y el 22,1% y ya en 2022 bajaría a una horquilla de entre el 18,2% y el 20,2%. Todo ello con una distribución muy heterogénea en todos los sectores de la economía, con el turismo, la hostelería y el ocio como más afectados y ligados por desgracia en gran manera al sector inmobiliario.

Ante la situación de incertidumbre que ha traído consigo una caída en las operaciones de compraventa o alquiler, muchas agencias están reinventándose. Con la ausencia de compradores extranjeros muchos vuelven sus miradas a los nacionales, aunque no resulta fácil porque tampoco hay muchos.  Si la compraventa no funciona, porque los compradores esperan encontrar el chollo de su vida y los vendedores no están por la labor de rebajar, parece que el mercado del alquiler podría ser la solución, pero nos podemos encontrar con el mismo problema de disparidad de posiciones en los precios, aunque algo menor y además ya conocéis la vieja conseja  de San Ignacio de Loyola  “en tiempo de tribulación no hacer mudanza”. También encontramos las que aprovechando su amplia oferta de servicios complementarios al quehacer inmobiliario, lo convierten en su primera actividad y se dedican a reformas, mantenimiento del hogar, suministros, utillaje, piscinas y jardines… y finalmente no están las que por desgracia ya no contestan al teléfono.

Coincidiendo con la primera ola de la pandemia, el estado de alarma y el confinamiento, en aquimicasa.net notamos un aumento de las consultas y encargos por parte de agencias inmobiliarias, para hacer páginas web modernas y específicas para el sector, de implementar herramientas, de buscar la última tecnología…Ahora, el miedo a nuevos encierros está causando una segunda ola de interés tecnológico y percepción de la importancia del SEO.

Ya no hay excusas, la transformación digital es obligatoria o se está en Google bien posicionado y se puede hacer todo desde el ordenador o el smartphone u otro tendrá esa ventaja frente a nosotros.  La sociedad desarrollada se dirige hacia un nuevo paradigma en el que todo lo que se pueda hacer a través de la tecnología, se hará: más trabajo en remoto, captación, visitas de clientes por videoconferencia, visitas a inmuebles con realidad virtual, adopción masiva de la firma digital…Lo presencial cede terreno de forma definitiva

La pandemia que estamos sufriendo -falta aún mucho hasta que le podamos decir adiós- ha impuesto ya unos cambios en el sector inmobiliario que lo van a transformar más en apenas seis meses que en diez años. Y como siempre con los cambios surgirán nuevas oportunidades, unos sabrán aprovecharlas con enfoques innovadores y otros quedarán con las vergüenzas al aire y sin su trozo de queso.

Eduardo Lizarraga

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