Todos los indicadores del mercado y sus prescriptores se están poniendo de acuerdo, el ajuste del sector inmobiliario está llegando a su fin. Así, los precios de la vivienda subirán perceptiblemente a partir de 2015 y de forma más visible en 2016.

Desde el Instituto de Estudios Económicos (IEE) de la CEOE se reconoce, no obstante, que aún hay una caída pendiente de entre el 5 y el 10%. dependiendo de las zonas. El sector está ya pendiente de una subida brusca en el precio de los inmuebles que, si bien no será a un ritmo que se pueda mantener de forma indefinida, sí será una subida que impacte. Y ello porque en los próximos 18 meses se podría absorber una parte del stock inmobiliario; situado según distintas fuentes entre las 500.000 y 1,7 millones de unidades. Esta disparidad en las cifras es la que puede aún ralentizar el proceso.

El precio de la vivienda, que según cálculos del IEE ha caído un 35% de media de forma acumulada desde los máximos de 2008, será muy heterogéneo ya que mientras que aún hay potencial de caída en algunas zonas, sobre todo en las que más se especuló y edificó, en otras ya está subiendo, como es el caso de Lugo y determinadas zonas del norte sin olvidarnos de la almendra de algunas grandes ciudades. Desde la perspectiva de la demanda, y a pesar de que el ajuste de los precios ha terminado prácticamente, la contracción de la concesión de crédito hipotecario para la compra de vivienda, el elevado nivel de deuda de los agentes económicos y el ritmo moderado de creación de empleo presagian la prolongación de la debilidad de la demanda.Sin embargo, se esperan crecimientos muy débiles de cara a los próximos 18 meses en la demanda de vivienda, aunque la oferta continuará prácticamente estancada con una edificación que seguirá estando bajo mínimos.

El futuro inmediato estará marcado por unos tipos de interés muy bajos, una escasa inflación, una creación intensa de empleo y la intensificación de la demanda extranjera.En un contexto de mejora de la economía europea y la restauración de la confianza de los inversores en la economía española se puede favorecer la demanda de vivienda por parte de extranjeros. De hecho, los extranjeros han invertido 22.000 millones en comprar deuda inmobiliaria y en torno a 6.000-7.000 millones al año en adquirir inmuebles, todo ello aprovechándose de la situación de precios bajos.

Se espera también que las cifras de crédito hipotecario suban de una forma importante en los próximos meses y ello contribuirá a animar el marcado.Todo ello en un contexto en el que el peso del sector ha pasado a representar poco más del 12% del PIB frente al 21% que alcanzaba en 2008 y la inversión en vivienda ha cerrado 2013 representando el 5,9% del PIB, la mitad que antes de la crisis, una reducción similar a la que ha registrado la producción del sector desde 2008.