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La decisión de la “pérfida Albión” de abandonar la UE, el brexit, va a tener una cierta influencia en el mercado inmobiliario español. Sobre todo en el de muchas áreas mediterráneas, en las que los ciudadanos británicos forman grandes comunidades. Y es que se estima que no menos de 800.000 “ingleses” residen de forma permanente en nuestro país. Esta cifra les conforma como el primer grupo de europeos en comprar viviendas en España; es decir, una de cada cinco casas que compran los extranjeros en nuestro país acaba siendo propiedad de un británico, con un precio medio de 315.000 euros. Todo ello, porque los ciudadanos de Reino Unido siguen considerando que España es uno de los mejores destinos para adquirir una segunda residencia en la que pasar las vacaciones, e incluso disfrutar de la jubilación.

Sin embargo, a partir de ahora, la situación de este amplio colectivo y su relación con nuestro país, al igual que con el resto de los países comunitarios va a cambiar. La fortaleza de su moneda ha caído y puede seguir haciéndolo en el futuro. Comprar una casa en España les puede resultar, ya les resulta, un 20% más caro, pero también los ingresos que perciben por su jubilación o rentas, han caído en la misma proporción en relación con el euro.

Tan importante como éstas variables, teniendo en cuenta la edad de una gran parte de este colectivo, resulta saber que la asistencia sanitaria ya no tendrá la misma calidad ni coste para sus bolsillos ya que, a la espera de saber qué tipo de relación tendrá Reino Unido con la UE de los 27, a partir del “desenganche” podrán ser considerados como unos inmigrantes más que, dependiendo de sus ingresos, deberán pagar la sanidad. Para qué hablar de sus derechos políticos y de la validez de sus representantes municipales –más de 40 concejales de municipios españoles son de nacionalidad británica- .

Las comunidades más afectadas por las consecuencias del “brexit” son las más turísticas de las españolas, con la Comunidad Valenciana en primer lugar, seguida de Andalucía, Canarias, Baleares y Cataluña. Y en todas ellas habrá que tener muy presente la nueva situación y ver cómo evoluciona.

Los migrantes británicos han sido, hasta ahora, bien venidos en la sociedad española sin levantar suspicacias. Todo ello a pesar de sus problemas de integración y su tendencia a concentrarse en guetos con la Union Jack ondeando; en concreto un 60% de ellos no hablan bien el castellano y un tercio jamás mantiene el mínimo contacto con los nativos, los denominados “PIGS” (Portugal, Italia, Grecia y España), por su prensa más eurofóbica.

Los británicos dejan mucho dinero en amplias zonas de España, sobre todo en la Costa Blanca, donde más de 300.000 tienen su residencia. Pero también tienen un coste elevado para nuestra Sanidad –casi 300 millones de euros según sus propias cifras-, que utilizan sin medida. Hasta tal punto que la embajada de Reino Unido en España publicó una guía para que sus ciudadanos, residentes o turistas, supieran como utilizar más y mejor nuestros servicios sanitarios. Además de diversos consejos prácticos para gozar de la Sanidad española, se detalla el tipo de trámites que deben cumplimentar para poder utilizar al completo nuestro sistema sanitario, como cualquier otro contribuyente. Y éste disfrute comprende mucho bisturí, con operaciones de cataratas y prótesis en cabeza.

La situación de los británicos en nuestro país puede dar un vuelco en los próximos meses, porque no hay que perder de vista que si comprar una vivienda les resulta un 20% más caro, cuando vendan una propiedad que ya tienen, obtendrán un beneficio de un 20% al cambio. Y no es una cantidad despreciable, sobre todo si tenemos en cuenta que vivir en la UE de los 27 se les acaba de encarecer en la misma proporción.

Eduardo Lizarraga (Periodista)

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