El IRPH Entidades o Índice de Referencia de Préstamos Hipotecarios es el segundo índice de referencia, tras el euríbor, más utilizado en nuestro país y afecta a casi 1.300.000 hipotecas. Y es también el nuevo problema al que se enfrenta nuestro sistema bancario. Porque éste índice, sustituto de las hipotecas referenciadas a euríbor a doce meses, ha cerrado agosto a 1.957% frente al -0,048% al que ha cerrado el euríbor. Y el usuario, sufridor de este abuso bancario, no está de acuerdo y miles de ellos se han unido para plantear demandas colectivas a los bancos que aplican éste índice. La primera entidad en desfilar por la pasarela del abuso es CaixaBank, a la que seguirán Catalunya Caixa y Banco Sabadell. Se enfrentan a tener que devolver los intereses cobrados de más…casi nada.

Hay que tener en cuenta que en 2013 el Estado se vio obligado a derogar el antiguo IRPH y reformar el método de cálculo, rebautizando la novedad con el nombre de IRPH Entidades. Y se vio obligado por una resolución de las autoridades europeas –si hubiera sido por nuestro Gobierno seguiríamos igual- que consideraba abusivo el índice de referencia por opaco en su composición y facilidad de ser manipulado. El sucesor parece que no ha mejorado la situación sino que tan sólo ha dilatado en el tiempo su resolución.

Y es que llovía sobre mojado por la manipulación de un índice. Tanto la UE como Estados Unidos han tenido que multar a grandes bancos por la manipulación del euríbor. En el caso de Estados Unidos la multa principal, 2.175 millones de euros, ha recaído sobre el Deutsche Bank. Por su parte, la Comisión Europea ha multado con más de 1.710 millones de euros a 8 grandes bancos internacionales entre los que se encuentran JP Morgan, otra vez Deutsche Bank, Societé Générale y Citigroup. Todos ellos se coordinaron para modificar los precios de derivados financieros y manipular el líbor y el euríbor.

Este del IRPH es uno más de los escándalos y abusos a los que ya nos tiene acostumbrados la banca que padecemos. Se comenzó con las preferentes, se siguió con la cláusula suelo, intentaron cobrar peaje a todo el que traspasara las puertas de cualquier sucursal para realizar un pago por trasferencia–aquí el Banco de España estuvo al quite y les dijo que era cobrar doble- se lucraron con el amaño del euríbor por parte de otros bancos y ahora continúan insistiendo con el IRPH. Todo ello, una banca que ha sido rescatada con más de 120.000 millones de euros de dinero público. Cantidad que en su mayoría no podrá ser recuperada y que pagaremos desde los Presupuestos Generales del Estado, para que la banca continúe con sus triquiñuelas y picardías en pos de nuestros dineros.

En España, las entidades bancarias ofrecieron acciones preferentes a inversores particulares, muchas veces personas mayores e inexpertas en cuestiones económicas y accionariales. Las entidades financieras daban a entender que se trataban de renta fija cuando no lo son. Es decir, no cumplía el primer requisito que buscaba este tipo de inversores: la seguridad. También incumplían otra de las demandas requeridas: la posibilidad de rescatar el dinero invertido. Por ello muchos expertos han considerado esta venta como una estafa encubierta, perpetrada por las entidades financieras en un momento en que necesitaban fortalecer su cuenta de resultados. Pero también necesitaban liquidez los ciudadanos que confiaron en ellos.

Con la cláusula suelo, esa que impide que nuestra cuota hipotecaria siga los pasos del euríbor en su descenso, la Justicia no se está atreviendo a actuar, peligra –dicen- la estabilidad del sistema financiero. De ese sistema apuntalado con un rescate bancario que requirió previamente de un cambio urgente en la Constitución. De la misma que es intocable para otras cuestiones. Así lo afirmaron desde el Tribunal Supremo de España, que consideró la cláusula como abusiva, pero que las cantidades percibidas no se podían cobrar con efecto retroactivo. Y en la misma tónica están las declaraciones de Paolo Mengozzi, abogado general del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que asegura que los bancos españoles no deben devolver los miles de millones de euros a los clientes a los que cobró intereses abusivos por la aplicación de la cláusula suelo. Justifica Mengozzí su afirmación con el riesgo que eso supondría para el sistema bancario.

Y la cantidad que habría que devolver a los usuarios afectados no es baladí ya que podría tener un impacto en sus balances de entre 5.000 y 7.000 millones de euros, de los que tan sólo una pequeña parte esta provisionada. Las entidades más afectadas por la devolución del dinero, generado con esta práctica abusiva, serían Banco Popular, CaixaBank, Bankia y BBVA. Todos ellos de entre los más florido y culpable de nuestro sistema bancario.

De ese sistema bancario que necesitó de una reforma de la Constitución Española para que se le pudiera rescatar con dinero público. La reforma constitucional española modificó el artículo 135 de la Constitución estableciendo en el texto resultante el concepto de estabilidad presupuestaria y que el pago de la deuda pública fuese lo primero a pagar en los Presupuestos Generales frente a cualquier otro gasto del Estado. A partir de aquí llegaron los recortes legales y la asunción por parte de todos los españoles de los dislates inmobiliarios producidos por el sistema financiero español, sobre todo por las Cajas de Ahorro, los años anteriores. Unas Cajas de Ahorro dirigidas por los partidos políticos a su antojo y necesidad. Tal vez el caso más flagrante fue el de Caja Madrid/Bankia dirigida por el entorno del PP desde más de dos décadas antes.

Toda esta serie continuada de estafas, consumadas o en grado de tentativa, contra usuarios y clientes, amparadas en una legislación que en muchas ocasiones ha sido dictada por ellos mismos, pone de manifiesto una vez más que el sistema financiero necesita de intensas reformas y de un mayor control. Y mejor no hablamos del Banco de España que es un instrumento más a su alcance. Baste recordar las declaraciones de Fernández Ordoñez sobre el sistema bancario español, diciendo que “tenemos 150 bancos, casi 50 cajas de ahorro y 85 cooperativas de crédito y no hay ningún problema”…tres años después llegó el gran rescate.

Y mientras este control llega… si es que lo hace, habrá que tener cuidado cuando traspasemos el umbral de una entidad bancaria, porque no son nuestros amigos, como dicen en su publicidad, ni su propósito es ayudarnos a resolver nuestros problemas financieros, como hasta ahora pensábamos, sino intentar aligerarnos todo lo posible el bolsillo en su propio beneficio. Y la forma de hacerlo no importa, que si surgen problemas ya hay abogados y políticos en nómina para resolverlos.

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Eduardo Lizarraga/ WWW.AQUIMICASA.NET
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