Algunas fuentes aseguran que por sorpresa, pero yo creo que hay mucha tramoya y fuegos artificiales en el espectáculo; el caso es que los grupos parlamentarios de Unidas Podemos, Esquerra Republicana de Catalunya y EH-Bildu, han registrado en el Congreso una enmienda a los Presupuestos Generales del Estado (PGE), que, de aprobarse, prohibirá todos los desahucios de familias vulnerables sin alternativa habitacional hasta 2023, pensando sobre todo en los grandes tenedores y no en los pequeños propietarios. Una segunda enmienda recuperará la prohibición de cortes de suministros básicos a familias en igual situación, mientras dure la pandemia.

El Vicepresidente Pablo Iglesias ya había planteado hace unas semanas, la prohibición de los desahucios, desligando los requisitos de vulnerabilidad de las consecuencias directas de la pandemia,  y recuperar la prohibición de los cortes de suministros de agua y luz mientras durase el estado de alarma. Pero tuvo poco éxito, quedando  supeditando todo a la futura Ley de Vivienda, como Ábalos no deja de recordar con un cierto tono quejumbroso. E Iglesias, tal vez recordando a D. Álvaro de Figueroa y Torres, Conde de Romanones y su conocida frase “Que los diputados hagan las leyes que yo haré los reglamentos·…decidió actuar en el mejor momento.

Una vez calmado el revuelo, que no fue demasiado a pesar de las acusaciones de traición y deslealtades,  ya que aún revolotea por algunos medios el supremo escándalo democrático del apoyo de Bildu a los Presupuestos Generales del Estado (PGE), comenzaron a llegar reacciones de todo tipo, no sólo desde otros partidos del arco parlamentario de la derecha, que cumplen con su labor de defender al IBEX de forma exquisita, sino también desde propios miembros del PSOE en el Gobierno.

Montero, desde la mesa del Consejo de Ministros, aunque no quiso entrar de forma directa en la enmienda presentada por UP, Bildu y ERC,  insistió en que se van a negociar todas las enmiendas presentadas por los grupos con la clara voluntad por parte del Gobierno de hacer cesiones y buscar posturas de consenso.

También Adriana Lastra, en rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, mostró buena disposición para intentar pactar enmiendas que mejoren los Presupuestos, añadiendo a modo de pista, que «es una obligación del Grupo Socialista debatir las enmiendas con todos los grupos que muestren su disposición a participar en la aprobación de los Presupuestos».

Como de costumbre, la nota discordante en tanta amabilidad y donosura la ha dado Nadia Calviño, vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, al asegurar que no debería mezclarse el debate de los Presupuestos con el problema de los desahucios de viviendas. Dando a entender a continuación que el Gobierno ya ha dado muestras de su compromiso en materia de vivienda, mejorando la protección de los inquilinos, el tratamiento de las viviendas turísticas o el «muy ambicioso» plan de vivienda, centrado en la rehabilitación. Como si todas estas cuestiones, siendo buenas, consiguieran parar los desahucios.

Por su parte, el ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, apareció un poco más tarde, asegurando que desconocía la preparación de esta enmienda a los presupuestos impulsada por su socio de Gobierno Unidas Podemos, junto con ERC y Bildu, para proteger a las familias vulnerables hasta el año 2023, añadiendo que el acuerdo con los de Podemos era impulsar una nueva ley de vivienda para reconocer ese derecho. Ábalos, al igual que Calviño, se ha mostrado contrariado y sorprendido por la enmienda, aunque asegura que habrá que debatirla.

Ni lo barones periféricos, ni los pesos pesados en la senectud,  han salido a la palestra, lo que demuestra muy a las claras que toda su artillería democrática está para Bildu y los que les apoyen.

El documento presentado el pasado martes, firmado por Gabriel Rufián, Txema Guijarro y Mertxe Aizpurua,  plantea una enmienda al borrador del texto presupuestario con la que se pretende introducir una moratoria hasta el 31 de diciembre de 2022 en los desahucios por impago de rentas, por expiración del contrato de alquiler, por precario (algo que, teóricamente ampara casos de usurpación, confundidos a menudo con okupación) y derivados de procedimientos penales por uso de vivienda sin título.

El acuerdo alcanzado por estos tres grupos también se extiende a la prohibición de corte de suministros, medida que estuvo vigente entre marzo y septiembre pero que no se prorrogó en el decreto de “escudo social” del 29 de septiembre. Así, la segunda enmienda que se pretende incluir en el articulado legal vigente, también introduciría una prórroga hasta el 31 de diciembre de 2022 para garantizar el suministro de electricidad, gas y agua a personas en situación de vulnerabilidad.

El documento presentado recoge una modificación legislativa para evitar hasta mayo de 2024 cualquier lanzamiento de personas sin alternativa habitacional cuando la titularidad de la hipoteca ejecutada hubiera sido traspasada a otra persona física o jurídica.

La enmienda tiene bastantes posibilidades de prosperar tras el debido debate parlamentario y una cierta negociación, aun manteniendo los términos esenciales. Y es que como si se hubiera estado calentando el ambiente para hacerlo más propicio,  en las últimas semanas se han sucedido demasiados desahucios, algunos de ellos muy mediáticos y violentos.

Tal y como están las cosas y repartiendo los conocidos papeles de poli bueno y poli malo, tampoco el PSOE podría haber propuesto la medida, pero si lo hace su socio de Gobierno… Y va a quedar muy feo votar junto con PP y VOX en contra de la suspensión; no sólo porque son la derecha más reaccionaria de los últimos tiempos, sino porque quedaría enfrentado a sus socios de Presupuestos. Y además, y por encima de todos estos razonamientos, no lo olvidemos, está el bienestar, al menos durante los dos años más duros que se avecinan, de centenares de miles de familias.

Al final lo sucedido me recuerda a un cierto teatrillo de la Commedia dell’Arte en el que todos han salido a representar su papel y pretenden que nos lo creamos. Dependiendo de la esquina del escenario en que nos situemos, están los buenos…Sánchez, Lastra, Montero;  los malos de serie barata: el Moños, Rufián, la Aizpurúa; los tontos que no se enteran (estos no los menciono), etc, etc.…que no digo yo que no sean excelentes actores y la prueba está en que la mayoría nos hemos creído el paripé de las enmiendas y las declaraciones y contradeclaraciones. Creo que para ser político hay que disponer de unas ciertas dosis de dotes  interpretativas y mucho desparpajo y caradura. Además, estamos al comienzo de la legislatura y aún queda mucho para empezar a descolgarse sacando pecho y enmiendas a escondidas. Y teniendo claro el personaje de Arlequín, lo que todavía no atino a vislumbrar es quién hace de Colombina…

Eduardo Lizarraga

WWWW.AQUIMICASA.NET