Los ciudadanos europeos y de otros países están aprovechan los bajos precios de las propiedades en España propiciados por unos bancos españoles que juegan en su bando. Los extranjeros residentes cada vez compran más casas en España. O simplemente aprovechan unos precios que están por los suelos, –en la costa mediterránea la caída de precios es casi del 50%–. Está claro que en sus respectivos países no existen las mismas restricciones al crédito que las que sufrimos en España.

Según el Banco de España, la inversión de los extranjeros en inmuebles en España repuntó en 2013 por cuarto año consecutivo y se elevó hasta los 6.453 millones de euros, lo que es el mayor importe registrado en los últimos nueve años y un 16% más que un año antes. Desde 2004, cuando se alcanzaron 6.650 millones de euros, la inversión extranjera en inmuebles en España no superaba 6.000 millones de euros. Sin embargo, a pesar de que el importe que destinaron en 2013 es el mayor desde que se inició la crisis económica, el desembolso es un 8,7% inferior a los máximos que se registraban hace diez años, cuando llegaron a superarse 7.000 millones de euros en 2003. Frente a la pérdida de poder adquisitivo de la sociedad española y las dificultades de acceso al crédito, el apetito de los extranjeros por activos en España ha ido en aumento en los últimos cuatro años, especialmente teniendo en cuenta el ajuste de precios del sector inmobiliario español y la oportunidad que representa frente a otros países europeos. España está en venta y lo aprovechan.

El incremento de los fondos que destinaron los ciudadanos extranjeros a la adquisición de viviendas en nuestro país contrasta con el continuo retroceso de las inversiones de los españoles en inmuebles fuera de nuestras fronteras, y es que a cierre de 2013, la cantidad desembolsada se situó en 355 millones, lo que supone la cifra más baja desde hace doce años, un 41% inferior al registrado un año antes y un 89% menos comparándolo con el que se alcanzaba de máximo en 2007.

Según los datos del Banco de España, a cierre de 2013, las familias españolas destinaron el 34% de sus ingresos brutos anuales disponibles a comprar una vivienda tipo de unos 90 metros cuadrados construidos, empleando para ello una media de 5,8 años, muy lejos de los máximos que se alcanzaban en pleno boom del sector inmobiliario.