Como viene siendo habitual en este año de pandemia, el sector inmobiliario se está resintiendo de los confinamientos y las restricciones, además de un crisis económica que se profundizará en el 2021. Clara señal de la situación es que las rentas del alquiler que finalizaron en 2020 lo hicieron en negativo. Alquiler Seguro ha publicado hoy el dato del Índice Actualizador del Rentas de Contratos de Alquiler (ARCA) que ha cerrado diciembre marcando un -0,7%.

No ha sido únicamente la pandemia la que ha inferido en la situación de las rentas del alquiler, también las distintas informaciones sobre cambios en el ordenamiento jurídico tienen mucho que ver con la actual situación. Tras un año convulso y con la amenaza por parte del Gobierno de España de una posible limitación de los precios del alquiler durante el 2021, la actualización de las rentas del alquiler cierra el año a la baja.

David Caraballo, director comercial de Alquiler Seguro que explica cómo en los últimos meses se ha observado como «la oferta de viviendas en alquiler ha aumentado», lo que ha ayudado a que se produzca una regulación de los precios de manera natural. Regulación que no se hubiera producido de no mediar la crisis sanitaria.

El Índice ARCA muestra un cambio de tendencia en el mercado, influido por el incremento de la oferta y una contención en los precios de las viviendas de alquiler. Esta tendencia previsiblemente continuará durante los próximos meses, pero necesitará de una apuesta real por parte del Gobierno y las instituciones para que se establezca un marco legal que garantice la mayor seguridad a propietarios e inquilinos, además de medidas fiscales y legislativas que incentiven la oferta para que los precios continúen autorregulándose y se facilite así el acceso a la vivienda.

Con el último dato del Índice ARCA, un contrato de alquiler con una renta de 700 euros firmado en diciembre de 2019, se actualizaría este año utilizando el Índice Actualizador de Rentas de Contratos de Alquiler en 695,10 euros. Lo que no parece una cantidad acorde con la crisis económica que se nos viene encima ni con el incremento de personas paradas y sus muchas necesidades.

En el fondo de la situación subyace la situación en la que ha devenido la vivienda, que ha pasado de ser una necesidad vital para las personas, a un bien de inversión sujeto a las necesidades de rentabilidad financiera que se esperan de las inversiones. Un error de bulto y que pagaremos durante muchos años.