Después de una década marcada por fuertes crecimientos, la vivienda vacacional ha reducido en 2019 la cantidad de plazas disponibles. En concreto, según Exceltur, que ha realizado un informe de situación en las 26 principales ciudades de España, las plataformas de alquiler vacacional han dejado de alquilar 17.000 plazas, un 4% de su capacidad, lo que ha supuesto un alivio para las cadenas de hoteles, las grandes perjudicadas por el auge de esta nueva forma de hacer turismo.

Para comprobar el desenfrenado crecimiento de la actividad, basta comprobar que en  2011 las 26 principales ciudades disponían de poco más de 3.500 plazas, mientras que en 2018 se alcanzó el máximo con 430.350 plazas disponibles, lo que terminó de causar la alarma entre los hoteleros que apenas alcanzaban las 406.000 aquel año.

Como primer causante de esta caída de capacidad y tomando como ejemplo las ciudades de San Sebastián y Palma, hay que buscar las restrictivas normativas municipales. Pero no se queda atrás el mayor control de Hacienda sobre los propietarios, que ha hecho descender los beneficios de la actividad. Y es que muchos de los alquileres eran en B y sin estar declarados como viviendas turísticas. Algo que ha sido tradicional, sobre todo en toda la costa mediterránea desde el primer desarrollo turístico.

El descenso, cuando se ha producido, ha sido muy desigual, así, en Barcelona, se han perdido 13,357 plazas turísticas, nada menos que un 11% respecto a los datos del 2018. Sin embargo, en Madrid, el número total de plazas ha crecido en 2.253, un 2,5% sobre el 2018, aunque las medidas del consistorio podrían revertir la situación en muy corto plazo. Muy importante para ello ha sido la sentencia del Tribunal Supremo dando la razón a las normativas municipales a la hora de controlar este tipo de alojamientos.

Las regulaciones han tenido su efecto y esto lo va a notar también el mercado de la vivienda en un año que va ser todo menos glamuroso. Barcelona, Valencia y Palma son las ciudades que más esfuerzos han realizado para regular esta actividad, a las que se sumaron, algo más tarde, Madrid, San Sebastián y Bilbao. Palma es, junto con Barcelona, la ciudad que más ha actuado en contra del alquiler turístico y redujo las plazas en 2019 un 13,1%  hasta quedarse en 10.575. Dos años antes superaba ya las 16.700