La llegada del invierno y su frío vuelve a causar profundos quebraderos de cabeza a millones de familias españolas. Y es que con la crisis económica, los recortes y las prebendas de las compañías eléctricas, calentar la casa es una misión imposible para muchos. Y a veces hay que elegir entre unos gastos u otros, porque la pobreza energética es una realidad en nuestro país.

Esta situación, labrada poco a poco por las compañías eléctricas y los partidos políticos que han gobernado o gobiernan hace que sea imprescindible saber qué calefacción interesa y cuál debemos evitar. Selectra, una empresa dedicada al asesoramiento energético, asegura que la electricidad es la fuente energética más cara cuando se trata de calefacción. Si la vivienda llega a los 80 metros cuadrados o los supera, el gas natural es la opción más económica.

Selectra ha calculado la factura anual de calefacción para viviendas convencionales y unifamiliares a partir de distintas fuentes energéticas, entre las que figuran el propano canalizado, el gas natural, la electricidad, el butano doméstico, el gasóleo y el propano a granel o en bombonas de 35 kilogramos. En términos generales, el propano canalizado es la fuente más económica, ya que su precio está regulado por el Estado, pero no es tan conveniente para empresas.

Para un piso de 50 m2 y una persona, el propano canalizado es lo más barato con 370 euros al año. Le sigue en el ranking de fuentes energéticas, el gas natural, mientras que la electricidad, con 856 euros al año, muestra el precio más caro con gran diferencia sobre sus competidores, a pesar de que es la fuente más segura y más cómoda para los consumidores. ¿Será el elevado coste de los Consejos de Administración de las eléctricas plagados de políticos?.

Las bombonas de butano y propano domésticas son más «incómodas» por ser pequeñas y por tener que cambiarse con frecuencia, y no ofrecen un servicio a juicio de la empresa demasiado seguro por el peligro de explosión dentro del domicilio, que no es un hecho precisamente infrecuente.

Sin embargo, el gas natural gana competitividad cuanto más consumo hay. En un piso de 80 metros cuadrados para dos personas, el coste es de 601 euros al año, frente a 1.208 euros de la electricidad, y en el caso de un chalet de 150 metros cuadrados para seis personas su precio es de 1.138 euros, la mitad de los 2.426 euros de la electricidad.

La gran estafa a los consumidores que supuso el fin de la tarifa nocturna por parte de las eléctricas, tiene la culpa de que existan muchas casas con sistemas de calefacción por acumuladores sin uso, que buscan alternativas en estufas de gas, braseros, parafinas y otros «inventos» y combustibles, muchas veces peligrosos por las emanaciones tóxicas que causan o los riesgos de explosión e incendio. Todos los años decenas de personas mueren en nuestro país a causa de «alternativas» económicas a la electricidad, muertes que están en las listas del Partido Popular y de sus patrones de las compañías eléctricas como Iberdrola, Endesa o Hidrocantábrico, que no en sus conciencias.