Hace ya un tiempo que suenan campanas y que se habla en demasía de la hipoteca inversa y de incluir la vivienda en propiedad en el cómputo de las pensiones; a lo que parece cualquier medida es buena si se consigue detraer una cantidad a lo que cobran nuestros mayores. Y así las cosas, con diversos campanarios tañendo al unísono, el  Gobierno echa más leña al fuego de las manifestaciones y suprime  la ayuda de 200 euros mensuales que pensionistas propietarios de una vivienda tendrían para afrontar el pago de gastos de mantenimiento, comunidad o suministros básicos. Esta ayuda, que ha sido suprimida del texto final del Plan Estatal de Vivienda 2018-2021, que entró en vigor este domingo, figuraba en el texto inicial presentado por el Gobierno el 4 de mayo del 2017.

En aquellas fechas, el Plan de Vivienda presentado por el Gobierno, incluía un programa específico de ayudas a personas mayores para el pago del alquiler de la vivienda y también para ayudar a los gastos de mantenimiento, comunidad o suministros básicos si disponían de la casa en propiedad. La ayuda estaba destinada a personas mayores de 65 años, con unos ingresos (considerando los de todas las personas que convivan en el domicilio) que no  fueran superiores a tres veces el Iprem, es decir 22.589, 28 euros anuales.

Los requisitos necesarios para obtener esta ayuda de 200 euros mensuales, eran que fuese el domicilio habitual del demandante de la ayuda y que su patrimonio fuese inferior a 100.000 euros.

Sorpresivamente y en un claro error de cálculo tras las manifestaciones y el revuelo vigente entre los jubilados, esta ayuda desaparece en el Plan Estatal de Vivienda 2018-2021  y únicamente se recoge la ayuda al alquiler para personas mayores de 65 años. Con ésta ayuda se deberá cubrir hasta un 50% del precio de la renta, siempre que no sea superior a 600 euros mensuales. En caso de que los supere y hasta los 900 euros como máximo, la ayuda cubrirá el 30% de ese tramo entre 600 y 900 euros.

Nuevo golpe del Gobierno a los jubilados, que sobreviven con pensiones insuficientes y continúan siendo, en muchos casos, el sostén de familias con miembros en paro, jóvenes o desahuciados. Y espaldarazo a las empresas y bancos que ven en la hipoteca inversa una oportunidad de hacer negocio, como el Eduardo Molet del anuncio, a costa de nuestros mayores y sus viviendas.