Si las compraventas de viviendas están viendo un progresivo enfriamiento desde el mes de noviembre, el sector de la vivienda nueva se comienza a sentir preocupado. Y es que las ventas sobre plano flaquean y el incremento de la oferta y las constantes subidas de precios en la vivienda nueva no están ayudando. Muchas familias no pueden acceder a las hipotecas al superar el índice de esfuerzo el 30 ó 35% de sus ingresos, tampoco los jóvenes, con empleos precarios y mal pagados. Algunas grandes ciudades y la Costa del Sol son las zonas más afectadas.

Y lo que más preocupa a las grandes empresas del sector es la caída de las preventas,  que en algunas zonas y con respecto al año pasado están descendiendo un 25%. Comenzaron a disminuir los contactos en noviembre, luego las visitas y como no podía ser menos, también las reservas.  La demanda embalsada tras siete años de crisis, que estos tres años pasados daba alegrías de mes en mes, está dando claros síntomas de agotamiento y ya no se vende todo lo que sale al mercado. Unos le echan la culpa, además de los precios y al exceso de obra nueva -en el 2018 se solicitaron 100.000 visados y se vendieron 90.000 casas nuevas-  a la crisis en Europa, que poco a poco va calando. El caso es que el tiempo en que se tarda en vender una vivienda, que según Tinsa había llegado a una media de 7,82 meses, vuelve a superar ya los ocho meses.

En el fondo de la situación se vislumbra un panorama en el que la ausencia de preventas impida encontrar suficiente financiación bancaria para arrancar las obras. Los bancos quieren seguridad y no están por la labor de reincidir en los errores del 2007 y años anteriores.

Uno de los grandes culpables de la situación, al menos en grandes ciudades como Madrid y Barcelona, es la ausencia de suelos finalistas que ha hecho que su precio se dispare y que puede pillar a más de un promotor con el paso cambiado. Esta carestía del suelo y el incremento de los gastos de edificación, han conseguido que el precio de la vivienda nueva se incremente en Madrid y Barcelona por encima del 30%.

Esta nueva situación se hace patente en las zonas en que los precios se han incrementado más y se han iniciado una mayor cantidad de proyectos al calor de una demanda que, sobre todo en el caso de la segunda vivienda, está comenzando a retraerse. El caso más evidente es la Costa del Sol, con más de 300 proyectos de construcción en marcha  y a los que un ritmo más lento en su comercialización puede dificultar el acceso a los créditos. Tal vez haya demoras y sustos. En Madrid y Barcelona, con menos proyectos en marcha, el precio del suelo se alza como el principal problema para los promotores, que tienen enfrente un mercado que a esos precios no tiene fácil el acceso a la hipoteca.