El Colegio de Registradores, dentro de su Estadística Registral Inmobiliaria del cuarto trimestre, da a conocer el comportamiento en la demanda de vivienda que refleja las tendencias actuales de los españoles durante el transcurso de la pandemia. Para ello se analiza la proporción de pisos y viviendas unifamiliares, la superficie media de las nuevas compraventas, y la proporción de compraventas de vivienda en capitales frente al total de su respectiva provincia.

Las compraventas de vivienda durante el cuarto trimestre han sido de vivienda colectiva (pisos) en un 77,5% y un 22,5% de vivienda unifamiliar. Con respecto al trimestre precedente se ha registrado un incremento en el peso de compraventas de vivienda unifamiliar de 2,10 pp, provocando un nuevo máximo de la serie histórica (desde 2005), acompañados del correspondiente mínimo histórico de los pisos. Un trimestre más, los resultados muestran una intensificación de la preferencia por la modalidad de vivienda unifamiliar, normalmente con mayor superficie media y espacios abiertos (terrazas y jardines).

En la tabla siguiente se muestra cómo los unifamiliares, con el 22,5% de las compraventas de vivienda antes indicado, muestran un incremento significativo sobre los datos acumulados de los últimos doce meses, que eran del 20,1%.

En el análisis de la superficie media de vivienda, ésta se ha incrementado nuevamente (0,9% sobre el trimestre precedente), registrando su máximo de la serie histórica con 102,1 m2 para el conjunto de vivienda. En vivienda nueva libre la superficie media transferida se ha elevado a los 110,9 m2, superando el máximo histórico que se alcanzó en el segundo trimestre (110,4 m2). Por su parte, la vivienda usada alcanzó una superficie media de 100,7 m2, que también supone su mayor registro de la serie histórica. En consecuencia, continúa produciéndose una generalización del crecimiento de la superficie media transferida, ratificando el cambio de preferencias en el actual contexto de crisis sanitaria, demandando preferentemente viviendas con mayor superficie.

Si observamos el crecimiento trimestral general de la superficie media de la vivienda, el 0,9% en tres meses, se aprecia que es proporcionalmente mucho mayor que el acumulado de los últimos doce meses, que ha sido del 2,2%, intensificando claramente la tendencia hacia una mayor superficie.

Atendiendo exclusivamente a las compraventas de pisos desagregados según la superficie, se confirma la focalización de la demanda en los pisos más grandes. Como se ve en el siguiente gráfico, en el cuarto trimestre el 52,4% de las compras de pisos han sido de superficie superior a 80 m2, registrando un incremento muy significativo, de 1,9 p.p con relación al cuarto trimestre del año anterior. Los pisos entre 60-80 m2 han supuesto el 28,0%, los de superficie entre 40-60 m2 el 16,4% y los de menos de 40 m2 el 4,2%.

Se incluye también en la Estadística Registral Inmobiliaria un informe para medir el peso de las compraventas de vivienda en las capitales de provincia con respecto al total de la provincia correspondiente. De las ocho capitales de provincia con mayor número de habitantes, en seis de ellas el peso relativo de compraventas de vivienda con respecto a su provincia se ha reducido con respecto al trimestre precedente. Tomando, por ejemplo, las cinco grandes capitales de provincia, Madrid ha registrado en el último trimestre un peso del 42,7%, mientras que en 2015 suponía el 57,7% de las compraventas de la provincia y el trimestre precedente el 47,3%. En Barcelona el peso es del 22,2%, a mediados de 2014 representaba el 36,1% de las compraventas de la provincia y el trimestre precedente el 23,8%. Valencia muestra un peso del 25,7%, a finales de 2016 estaba en el 37,3% y el trimestre precedente en el 28,1%. Sevilla registra el 34,6% de las compraventas de vivienda de la provincia, mientras que en 2016 superaba el 50%, y el trimestre precedente el 36,8%. Finalmente, Zaragoza registra un peso del 66,9%, hace apenas un año alcanzaba el 75,4% y el trimestre precedente el 72,2%.

Los datos anteriores apuntan de nuevo a la tendencia detectada de búsqueda de vivienda en núcleos poblacionales con menor densidad, debiendo confirmarse en posteriores trimestres dado que son modificaciones en la forma de vida, con consecuencias familiares y personales relevantes, que requieren un cierto plazo de tiempo para materializarse.