El Gobierno Vasco ha decidido atacar de frente el principal cuello de botella de su mercado inmobiliario: la escasez de vivienda asequible. Para ello, el Ejecutivo que dirige Imanol Pradales ha presentado una estrategia pionera que permitirá triplicar el actual parque de alojamientos dotacionales mediante la construcción de hasta 2.000 nuevas viviendas sobre edificios públicos ya existentes.
No se trata de levantar nuevos barrios ni de consumir suelo, sino de aprovechar edificaciones disponibles en el parque público de alquiler. Una fórmula ágil y sostenible que busca responder a la creciente demanda de vivienda pública en Euskadi sin modificar el planeamiento urbanístico. Según explicó el consejero de Vivienda, Denis Itxaso, la medida se enmarca en la Ley de Medidas Urgentes de Vivienda, Suelo y Urbanismo, que facilitará la edificación de hasta dos plantas retranqueadas sobre cubiertas planas de edificios ya en uso.
La propuesta, presentada en el Parlamento Vasco, prevé que la comunidad pase de 937 alojamientos en uso y 253 en construcción a cerca de 3.200 unidades en el corto plazo.
Seis proyectos piloto de vivienda asequible ya en marcha
La nueva estrategia no es un experimento teórico: ya está en marcha. El Departamento de Vivienda trabaja actualmente en seis proyectos piloto distribuidos por las tres provincias, que suponen un 10% del plan total. Estas actuaciones iniciales crearán entre 210 y 250 viviendas de alquiler rotatorio y temporal, orientadas principalmente a jóvenes que buscan emanciparse, así como a personas en proceso de inserción laboral.
Dos de ellos se ubican en Vitoria-Gasteiz, en el barrio de Zabalgana; otros dos en Bizkaia, concretamente en Miribilla (Bilbao) y Leioa; y los dos restantes, en Gipuzkoa, en Mutriku y Arrasate.
“Serán viviendas temporales, pero con un alto componente social”, explicó Itxaso, quien adelantó que se fomentará la convivencia intergeneracional, reservando parte de los alojamientos para personas mayores cuyas viviendas actuales no cumplen los estándares de accesibilidad. Esta convivencia, además de dar respuesta a la demanda juvenil, refuerza los lazos comunitarios y optimiza el uso del parque habitacional.
Participación de colectivos vulnerables y empleo local especializado
El programa de Vivienda no solo apunta a reforzar la oferta, sino también a vincular la construcción de vivienda pública con la integración social y laboral. Las nuevas promociones incorporan una dimensión inclusiva, apoyándose en empleo local especializado y en la participación de colectivos en riesgo de exclusión que recibirán formación para incorporarse a los equipos de construcción y mantenimiento.
“La vivienda asequible requiere actuar en todos los frentes”, subrayó Itxaso en su comparecencia. “Innovación constructiva, sostenibilidad y cohesión social deben ir de la mano para que el modelo funcione”.
Este enfoque multidimensional pretende corregir uno de los defectos estructurales del mercado de la vivienda: su carácter excluyente. La nueva estrategia vasca sitúa la vivienda pública en el centro de la agenda socioeconómica, usándola como motor de empleo y herramienta para la inclusión.
Cooperativas de iniciativa social en construcción sostenible
Una de las grandes novedades de esta estrategia es su alianza con el proyecto Kabian, impulsado por cooperativas de iniciativa social especializadas en construcción industrializada y modular en madera. Este modelo —que ya se ha probado con éxito en proyectos europeos— permite reducir costes, acortar plazos de ejecución y minimizar el impacto ambiental.
En un contexto donde los precios del alquiler y la compraventa en Euskadi han alcanzado máximos históricos —14,9 euros/m² en alquiler y 3.299 euros/m² en compraventa, según los últimos datos de septiembre—, la eficiencia y la sostenibilidad se convierten en condiciones indispensables para que el parque público de vivienda pueda crecer de manera equilibrada.
Además, se busca implantar una arquitectura ecológica de proximidad, utilizando materiales locales y técnicas de ensamblaje rápido que reducen la huella de carbono y dinamizan el tejido productivo del territorio. Con ello, la institución no solo amplía la oferta pública de vivienda, sino que promueve una industria constructiva sostenible y socialmente comprometida.
La partida presupuestaria de Vivienda será la que más crezca en 2026
Esta apuesta por la vivienda tiene reflejo directo en las cuentas públicas. Según anunció el lehendakari Imanol Pradales en el Parlamento Vasco, la partida presupuestaria de Vivienda será la que más crezca en 2026.
El Ejecutivo autonómico reconoce así que los dos principales retos sociales del país son los salarios y el acceso a la vivienda, y pretende abordarlos de forma simultánea con políticas activas y presupuesto expansivo. El próximo martes, el Consejo de Gobierno aprobará el proyecto de Presupuestos, donde Vivienda se consolida como la principal prioridad de gasto público.
Esta decisión refuerza la coherencia del plan: la vivienda no se percibe solo como un bien económico, sino como infraestructura social esencial. La creación de un parque sólido de alquiler público se convierte, por tanto, en una política de Estado en clave autonómica.
Una estrategia sin consumo de suelo: el modelo vasco
Lo verdaderamente innovador de esta estrategia radica en su eficiencia urbanística. Al utilizar cubiertas planas de edificios públicos existentes, el Gobierno Vasco no consume suelo nuevo ni altera la planificación vigente.
“Estas unidades residenciales, al tener la consideración de equipamiento dotacional, no incrementan la edificabilidad urbanística y pueden ejecutarse mediante un estudio de detalle, sin necesidad de tramitar un plan especial”, explicó Itxaso.
De este modo, se agilizan los tiempos administrativos, se reducen los costes y se evita la expansión urbana innecesaria, al mismo tiempo que se activa suelo público infrautilizado. Es, en definitiva, una redefinición completa de la política habitacional: pasar de la expansión al aprovechamiento inteligente del parque existente.
Innovación, inclusión y sostenibilidad: los tres pilares
La estrategia vasca de vivienda resume en tres conceptos su hoja de ruta: innovación, inclusión y sostenibilidad. Innovación, al incorporar técnicas modulares y sistemas industriales que reducen plazos y costes. Inclusión, al integrar el empleo social y la vivienda asequible en un mismo programa. Sostenibilidad, al colocar la eficiencia energética y el uso de materiales ecológicos en el centro del proceso constructivo.
Con esta estrategia, Euskadi se propone no solo aumentar la oferta de vivienda pública, sino también repensar la manera en que se construye y se gestiona el espacio habitacional, dando ejemplo a otras comunidades autónomas que enfrentan el mismo dilema: cómo ampliar su parque de alquiler sin consumir territorio ni hipotecar sus ciudades.
El resultado será, si la estrategia prospera, una Euskadi con más viviendas, más empleo y menos desigualdad, donde el derecho a un hogar deje de ser promesa electoral para convertirse en realidad habitacional y social.