La situación del Mar Menor aparece ya todos los veranos en las páginas de los periódicos, pero desde el año 2019 ha empeorado sensiblemente. El control de las actividades humanas en sus riberas parece la única solución que habría que tomar ya si no se quiere que la situación se vuelva aún más difícil de resolver. José Luis Carrasco es vecino de la zona desde siempre y desarrolla actividades económicas ligadas al sector inmobiliario con su agencia Seahorse y el turismo. Es optimista, como muchas otras personas que siguen comprando propiedades en sus orillas, y piensa que se va a solucionar si entre todos se empuja a los políticos para que adopten y hagan cumplir las medidas necesarias.

Y aunque despacio, parece que la situación de desamparo en que se encuentra el Mar Menor va cambiando. El juez que investiga el caso Topillo, relacionado con el uso de desaladoras ilegales en explotaciones agrícolas del Campo de Cartagena que supuestamente generaron vertidos contaminantes para el mar Menor ha ordenado dividir la segunda fase de ese procedimiento en 39 procesos diferentes, uno por cada una de las empresas investigadas, para individualizar así los posibles delitos cometidos en cada caso.  Así, el caso será repartido entre los juzgados de San Javier, que asumirán 22 de las causas, y de Cartagena, que se quedará con otras 14. El juzgado de instrucción número 2 de Murcia, que ha llevado a cabo la instrucción de forma conjunta de la primera fase del caso y asumía hasta ahora esta segunda fase, se quedará solo con tres de las piezas separadas.

La primera fase del caso se inició en 2017 por una denuncia del Ministerio Fiscal pidiendo responsabilidades para una treintena de empresas agrícolas, además de para varios altos cargos de la Consejería de Agricultura murciana y la Confederación Hidrográfica del Segura, entre ellos, el exconsejero Antonio Cerdá y el excomisario de Aguas Manuel Aldeguer.

«Tenemos confianza en la recuperación del Mar Menor» 

José Luis Carrasco Gerente de Seahorse

José Luis Carrasco, vecino y empresario en  Los Alcázares

¿Cuál es tu relación con el Mar Menor? ¿Cómo lo recuerdas?

Tengo 41 años y 39 me los he pasado viviendo junto al Mar Menor, en la población de Los Alcázares. De pequeño vivía con mis padres en una vivienda que no estaba a más de 100 metros de la orilla. En segunda línea de playa, por lo que siempre he estado literalmente pegado al Mar Menor. Mi relación con la laguna es estrechísima y llena de recuerdos. No olvido los veranos, con mucha vida, ambiente y el primer turismo. Podías coger caballitos de mar con las manos, los zorros, las aguas estaban transparentes y llenas de vida. Un mar muy vivo con una naturaleza pujante. La orilla estaba llena de balnearios para las personas que venían a tomar las aguas o los famosos lodos.

¿Cuándo crees que todo esto empieza a cambiar?

No hay una fecha clara, todo es gradual; comienza a cambiar el paisaje, quitan los balnearios, echan más arena a la playa para que sean más grandes. También las urbanizaciones comienzan a invadirlo todo… cuando en mis recuerdos eran menores en número y dejaban espacios libres para llegar hasta el agua. Ha ido cambiando progresivamente. Nunca lo hemos mimado como se merece. No quiere esto decir que no hubiera zonas más olvidadas, incluso cuando el Mar Menor estaba mejor. Por ejemplo, Los Nietos, la zona de los Urrutias… Estaba claro que el MM nos iba dando avisos que no entendíamos; pero lo peor comenzó en verano del 2019, con la muerte masiva de peces y la sopa verde. Entonces vimos que el Mar Menor no podía más, que se asfixiaba, que se moría.

Por lo que dices, además de la presión demográfica hay otros factores que producen esta situación en 2019.

Es cierto que antes veraneábamos una cierta cantidad limitada de personas alrededor del Mar Menor y según van construyendo urbanizaciones, bloques de pisos  y aumentando el tamaño de las playas, el número de personas se va multiplicando exponencialmente y con ello la presión que hacen sobre el medio. Son muchas más personas las que viven a su alrededor, se bañan, se echan crema solar, producen residuos…Es un cambio importante pero gradual que fue pasando inadvertido.

Y claro, también está la agricultura intensiva. Antes estaban los agricultores de toda la vida, que tenían sus explotaciones de secano y ahora, a pocos metros ya de la orilla, está todo plantado y con agricultura de regadío intensiva de grandes empresas. Son cambios que se han ido produciendo poco a poco pero no se ha cuidado la laguna para prevenir sus efectos y así ha ido empeorando poco a poco.

 Los vertidos por las ramblas, la ganadería porcina intensiva a la que no prestábamos más atención porque se sitúa a los suficientes kilómetros para no verla. Es ahora cuando ya se está hablando del problema que generan y que hay que tratar los residuos que produce, los purines que van a parar a los terrenos con tratamientos generalmente precarios. Es la suma de todo, junto con las 2 DANAS, la del 16 y la del 19, que han arrastrado muchos residuos de todo tipo y que han ido a parar al agua que es su punto más bajo. Todo esto en su conjunto y a lo largo de los años es lo que ha llevado al Mar Menor a la difícil situación en que ahora se encuentra. El gran cambio a peor, el que hizo saltar todas las alarmas se produjo en el 2019.

¿Y qué soluciones propones, conoces más o menos lo que se está hablando para afrontar el problema?

Desde el punto de vista de una persona que lleva toda su vida viviendo a las orillas del Mar Menor, pero que no tiene la formación técnica de los expertos, aunque con mi propio criterio y visión de la situación, al escuchar a todas las partes me he ido creando mi propia opinión. Que puede ser más o menos acertada. Yo crearía de forma inmediata un cinturón verde alrededor del Mar Menor. Suprimiría los cultivos ilegales y podría fin a los vertidos existentes, tanto de aguas residuales urbanas, como de construcción y demolición y los procedentes de usos agrícolas y ganaderos.

También iría trasladando a la agricultura intensiva lo más lejos posible de las playas. Añadiría fomentar el cultivo ecológico llevando a cabo una transición de la agricultura intensiva a este otro tipo de producción más cercana a lo que es el cuidado del entorno. Son medidas que pueden ir sumando y restando impactos que hoy en día son demasiados.

Así mismo se está hablando de abrir un poco las golas para buscar su calado tradicional. Muy importante es asegurarse que las explotaciones ganaderas cumplan con la normativa protectora de su entorno y de tratamiento de purines con un mantenimiento adecuado de las balsas. Y eso está en la mano de los responsables políticos. No se trata de ir en contra de nadie, pero sí que en la medida de lo posible todos cumplamos con la legislación vigente en materia de residuos y contaminación.

Y una vez que empiezas a impulsar determinadas actuaciones para la recuperación del Mar Menor, también hay que dejar que la naturaleza actúe. Vamos a ir retirando los vertidos, controlamos los purines del porcino, suprimimos la agricultura intensiva de las inmediaciones que pueda generar escorrentías indeseables y la vamos sustituyendo por la ecológica, abrimos un poquito las golas, lo que recomienden los expertos. Sumándolo todo y dejando a la naturaleza actuar creo que podemos ver la recuperación del Mar Menor en un futuro cercano.

¿Piensas que se está haciendo algo ahora mismo?

Yo quiero pensar que sí, se está haciendo un poquito pero se podría hacer mucho más. Se está intentando actuar con la agricultura, que el impacto de las DANAS no sea tan negativo. Pero da la sensación de que se podría hacer mucho más. Ahora se habla del Mar Menor en los medios y se están sucediendo manifestaciones para protestar por la situación y pedir soluciones. Hemos tenido una manifestación masiva en Murcia para defender el Mar Menor y eso no había pasado antes nunca. Se han conseguido ya las 500.000 firmas para poder dar a la laguna la posibilidad de tener personalidad jurídica para que sea más fácil defenderlo. Las personas y las empresas tienen derechos que les contempla la legislación, pero las zonas naturales carecen de ellos.  Y si no se está haciendo más es porque hay demasiados intereses de grandes empresas en la zona, que lo único que buscan son los beneficios por encima de todo.

¿Cómo está afectando esta situación a tu trabajo?

Desde luego que no está afectando de manera positiva. Hay personas que viendo lo que está sucediendo aquí, con un Mar Menor en situación crítica, prefieren irse a otro de los centenares de lugares estupendos que tiene nuestro país. El turismo vacacional que puede elegir cada año el lugar de veraneo se está marchando a otro sitio.

El que puede comprarse una segunda residencia aquí se lo piensa, porque si el Mar Menor no está en su mejor momento y algunas zonas no son aptas para el baño, en lugar de venir aquí se van a la zona de Alicante Sur que está aquí a unos pocos kilómetros. Estamos trasladando muchos potenciales compradores a esas zonas fronterizas con Murcia, aunque sean de mar abierto.

También tenemos el ejemplo de la típica familia que ha veraneado toda su vida en esta zona y que tienen casa de padres o abuelos en las riberas del Mar Menor. De siempre hemos tenido mucho turismo de Madrid, de la Mancha, de la zona de la huerta. Hay un porcentaje muy alto entre ellos de personas que quieren vender, que no quieren continuar con la casa de la playa. Y por eso los precios de la vivienda de segunda mano están bajando porque cada vez es más complicado vender la casa. A nuestro trabajo esta situación crítica resta y mucho.

¿Es un problema general de la zona y también con la obra nueva?

Hay que ser honesto y reconocer que la vivienda de obra nueva se está vendiendo bien, pero claro está, dispone de mejores dotaciones e infraestructuras. Es otro perfil de construcción; bien una casita que tiene su propia piscina, bien una urbanización con mucho equipamiento con jardines y piscina comunitaria. En todo caso es señal de que esos compradores confían en la recuperación del Mar Menor. La zona ofrece muchas alternativas en cultura, historia, deportes, gastronomía…y por eso la obra nueva con el suficiente equipamiento no se está resintiendo tanto como la usada. El tradicional apartamento de segunda mano, cerquita de la playa y sin urbanización, es el que peor lo lleva con mayores descensos de precio.

Desde 2019 se está notando mucho incremento de personas que quieren vender. El estado del Mar Menor, que es nuestro gran activo, influye mucho. Y no hay que olvidar que muchas personas venían aquí desde otras zonas de España o incluso desde fuera por las propiedades curativas de los lodos. Y esto también va desapareciendo. Y es lógico que no quieran venir también porque no se ven actuaciones que demuestren interés por la regeneración y que ésta se pueda notar. Todo lo contrario, todas las temporadas se suceden los problemas. Nos quitan las banderas azules, salimos de manera muy negativa en los medios, la muerte de los peces…Nos lo dicen muchos clientes, vendemos la casa porque ya no estamos lo bien que estábamos unos años antes.

Pero también hay personas optimistas, como todas esas que están adquiriendo la obra nueva, que como yo pensamos que vamos a lograr cambiar la situación y regenerar el Mar Menor. Poniéndose las administraciones de acuerdo, llevando las medidas oportunas…y siguen confiando en que esto suceda.

¿Cómo ves la colaboración entre las distintas administraciones?

Los de aquí llevamos bastante mal ese aspecto. Da la sensación de que están constantemente echándose el balón de unos a otros. Entre la administración regional y la nacional; discutiendo por las competencias, por las posibilidades de actuación, por la dejadez…es un espectáculo lamentable. Cuando sale el político de turno en alguna TV y le echa la culpa al otro y al día siguiente es al contrario, nos dan más ganas de salir a gritarlo bien alto. Deberían darse cuenta de lo mal que lo estamos pasando y cuidar las formas, que esto lo estamos viendo todos y hasta en otros países que se hacen eco de la situación.

La sensación de que las diferentes administraciones no trabajan juntas es de bochorno ajeno. Deberían poner el MM como prioridad por encima de sus intereses partidistas, empresariales o protegiendo a cuatro particulares, tenemos un recurso que es de todos, pero no lo hacen. Yo me sentiría orgulloso de verles trabajar codo con codo, que dejaran de echarse porquería en las redes sociales y se pusieran a trabajar dejando de lado los partidos y las ideologías. La sensación es que sólo lo hacen para cubrir el expediente. Y estamos a tiempo de solucionar la situación porque en muchas zonas continúa habiendo un buen baño, ves aguas transparentes, ves bancos de peces…eso demuestra que estamos a tiempo.

¿Quién está teniendo el protagonismo en la situación del Mar Menor?

 Los que más protagonismo tienen son los políticos y los ecologistas. Estos últimos llevan advirtiendo desde hace muchos años de la situación: “No se puede construir tanto”, “No se puede plantar así que tendrá consecuencias”,  ”No puede haber tanta navegación en un espacio tan restringido”… decían.

El problema es que las actuaciones para proteger al Mar Menor siempre pisan callos de intereses económicos y personales que se han permitido desde siempre. En determinados espacios naturales de otros países están prohibidos los aceites bronceadores, en otros la navegación a motor o se eliminan motores diésel y de gasolina…Las medidas hay que tomarlas en un momento dado porque cuando más tiempo pasa va a ser más difícil tomarlas. Y además implicarse todas las administraciones para tomarlas a la vez.

¿Cuál es la implicación de los ayuntamientos?

Los ayuntamientos son los que más alzan la voz, protestan, van a las manifestaciones, se implican y están pendientes de todo lo que va sucediendo, denunciando situaciones que van contra los intereses de todos. Las corporaciones municipales son las que sufren las consecuencias en primera mano de lo que está sucediendo. Y las que comienzan a actuar porque son la administración más cercana. San Pedro, San Javier, Los Alcázares…son los primeros que saben la riqueza que pueden perder sin el Mar Menor, al que se debería blindar porque sin el no hay nada, por más que des licencias para construir si las personas no vienen es inútil. Los comerciantes dependen de esos miles de personas que vienen todos los años y son el verdadero motor económico de estos pueblos, el más horizontal porque llega a todos por igual. Necesitamos el turismo y este viene por el Mar Menor. También por nuestra situación geográfica y equipamiento, pero sin la laguna somos como el resto, sin ventajas competitivas. La Región de Murcia ofrece muchas cosas, pero todos estos municipios dependemos de su buena salud. Es nuestra prioridad y eso lo saben los municipios que estoy seguro están dispuestos a restringir la construcción, o alguna explotación agrícola si con eso se salva. Si no actuamos ya todos saldremos perdiendo y sobre todo los que vivimos en sus riberas.

 

¿Cuál sería tu opinión sobre la evolución que va a tener la situación actual?

Yo soy optimista y estoy convencido que lo vamos a recuperar, aunque sea poco a poco. Las administraciones están sintiendo la presión de la sociedad y van a tomar medidas. Yo creo que están cerca las soluciones y los acuerdos, que se van a ejecutar y que vamos a ser serios. Las actuaciones que se tomen se blindaran y la personalidad jurídica del Mar Menor para conseguirlo sería una buena medida. Y espero que vuelva a ser lo que era y con la lección aprendida para que no vuelva a suceder. Yo quisiera que en unos años todo volviera a ser como era antes, con los caballitos de mar, las aguas limpias, sin vertidos y la vida por doquier. Sabemos que en ese momento llegará de nuevo la presión económica, pero no deberemos cometer los mismos errores.

Ves muchos puestos de trabajo de calidad ligados a la actividad agropecuaria, que está en el fondo del problema?

Sin ser un experto la sensación que me da es que una actividad laboral justita. Desconozco los puestos de trabajo que se generan en estas grandes empresas de los cultivos intensivos, pero mi punto de vista es que son pocos y de mala calidad.

 Está claro que cada puesto de trabajo es importante para quien lo tiene. Lo que si conozco y bien son los puestos de trabajo que hay en el otro lado, en el dependiente del turismo. En líneas generales son los pequeños comerciantes, los autónomos, las empresas turísticas, las pymes…los que crean el tejido empresarial de siempre. Toda la actividad empresarial que ha existido alrededor del Mar Menor y que depende del turismo.

Conozco bien el sector de la hostelería desde niño y conozco el sentimiento de la gente en aquellos años. La actividad turística, que era de calidad, comenzaba en Semana Santa y a partir de junio ya no se paraba hasta finales de septiembre. No nos limitábamos al mes de agosto, sino que la temporada duraba más de cuatro meses, con lo que la actividad comercial tenía mucha más vida y algunos podían estar abiertos todo el año. En cambio, ahora se ha reducido a la segunda quincena de julio y todo agosto.

Está claro que ahora la oferta turística nacional es más amplia y las personas tienen más posibilidades para elegir, con lo que si apareces de una manera muy constante y negativa en los medios de comunicación los turistas optan por otro lugar. Y el problema añadido es que esta percepción puede durar en el tiempo y resultar difícil luego eliminarla. No es fácil recuperar la confianza y para eso lo primero es demostrar al resto de España que el problema se ha solucionado y que el Mar Menor es de nuevo como era antes, que está saneado. Tiene que haber una firme voluntad de recuperar nuestro entorno y presupuesto para hacerlo y decirlo.

¿Os ha afectado el COVID?

Yo creo que la pandemia está siendo para nosotros una oportunidad perdida. Podíamos haber aprovechado esa salida de muchas personas de las grandes ciudades buscando espacios abiertos, calidad de vida, mar…y haberles dicho aquí tenéis el Mar Menor, que tienes calidad de vida, clima, gastronomía, actividades y comunicaciones que no las tienes en otro sitio…pero no hemos podido aprovechar el tirón por la mala situación que tenemos. El año pasado fue un gran año, pero no hemos sabido prolongarlo. La actividad la hemos construido sobre el Mar Menor y si éste falla lo hace el resto, no hay viabilidad. La clave del éxito es la suma de todo, pero siempre bajo la premisa de un Mar Menor en buenas condiciones, ¡que es una joya única en Europa! y hay que defenderlo.

En estos momentos lo que estamos consiguiendo es que la actividad se desplace hacia otras zonas del Levante, sobre todo a Alicante sur, donde cada vez va más gente y los precios de las casas están subiendo por la demanda…

La clave está en respetar la legislación, las leyes están hechas y hay que cumplirlas y la administración vigilar su cumplimiento. No se pueden obtener los beneficios por no respetar las leyes. Por eso la medida de darle personalidad jurídica al MM es una buena idea, para que pueda defenderse de las diferentes agresiones.

¿Y qué piensas que puede suceder el año próximo?

Pues dependerá de cómo hagamos las cosas. La estrategia pasa por que esto no se olvide, que es lo que ha pasado otros años y vuelta a empezar cuando llega el verano. Tenemos que seguir presionando a los políticos para que tomen decisiones y no esperar que el problema se olvide durante el invierno. El político debe seguir notando la presión y no tener tiempo para coger aliento, y llegar de nuevo a junio sin haber hecho nada que no sea echar la culpa a los otros. No se puede seguir gestionando el control de toda la actividad que hay alrededor del Mar Menor con un inspector y medio, que es lo que hay.

El movimiento social se ha producido y hay que impedir que se pare. Si la administración no gestiona y no controla tal vez tengamos que hacerlo nosotros, denunciando todas las situaciones que se producen a lo largo del año y gestionar la comunicación para darlo a conocer. Debemos organizar este movimiento y dirigirlo para que esto se solucione de una vez. Implicar a las administraciones locales para que participen con un pequeño presupuesto y a los eméritos de la zona, en comunicación, en gestión de residuos, en derecho ambiental; un movimiento apolítico y que tenga como objetivo empujar a las administraciones para que solucionen el problema.

¿Qué dirías a las personas que se preocupan por el Mar Menor y que quieren venir?

Hay que dar un mensaje positivo. La obra nueva que tira en la zona es una señal inequívoca de que las personas tienen expectativas de que la situación se va a solventar y que tener una casa aquí siempre será disponer de un lugar en el mejor sitio de España. Hay personas que están apostando por el Mar Menor porque saben que la situación se va a solucionar.

Casas con piscina propia o pisos en urbanizaciones con el suficiente equipamiento para poder disfrutar del verano. Y ahora es un buen momento para adquirir una vivienda en la zona con unos precios inmejorables. Esto se va a recuperar y con ello los precios volverán a crecer, comprar es una buena inversión, con rentabilidad y perspectivas. Hay obra nueva con buenos equipamientos y en una zona con todas las actividades y posibilidades.