El Tribunal Supremo ha vuelto a hacer de las suyas y, una vez más, da un respiro a la banca a costa de los consumidores. Dos nuevas sentencias recientes han clarificado los criterios sobre las tarjetas revolving, pero con una jugada maestra que reduce la cantidad que las entidades deben devolver a sus clientes afectados. ¡Qué sorpresa!
Dos nuevas sentencias del Supremo fijan los criterios
El Alto Tribunal ha determinado que la acción de restitución de lo pagado en exceso en las tarjetas revolving prescribe a los cinco años, un cambio que limita considerablemente las posibilidades de recuperación del dinero por parte de los afectados.
La decisión viene a zanjar la incertidumbre sobre la aplicación de los plazos de prescripción en estos casos y llega en un momento en el que la banca afronta miles de demandas de usuarios atrapados en este tipo de créditos abusivos.
El Alto Tribunal fija que la acción de restitución prescribe a los cinco años
El Supremo ha dejado claro que la nulidad del contrato no caduca ni prescribe, pero la posibilidad de recuperar el dinero cobrado de más sí que tiene límites temporales: cinco años desde la interposición de la demanda o la reclamación extrajudicial.
Este es un golpe para los consumidores, ya que antes de la reforma del Código Civil, en octubre de 2015, el plazo era de 15 años. Como era de esperar, este cambio solo favorece a la banca, que se libra de pagar sumas millonarias en devoluciones.
Antes de la reforma del Código Civil, en octubre de 2015, el plazo era de 15 años
Hasta 2015, las acciones de restitución por contratos nulos podían ejercerse hasta 15 años después. Pero, casualidades de la vida, la reforma del Código Civil redujo este plazo a solo cinco años.
El resultado: miles de consumidores que no reclamaron a tiempo han perdido la posibilidad de recuperar lo que pagaron de más en intereses abusivos. Y mientras tanto, las entidades financieras sonríen.
La nulidad no prescribe, pero sin la cantidad a devolver
Uno de los aspectos más llamativos de la sentencia es que el Supremo ha ratificado que la nulidad del contrato de una tarjeta revolving no prescribe. Es decir, el contrato puede seguir siendo declarado abusivo en cualquier momento.
Pero, y aquí viene el truco, aunque el contrato sea nulo, el consumidor solo podrá recuperar las cantidades pagadas de más si lo reclama dentro de los cinco años estipulados. Un matiz muy oportuno para proteger las cuentas de los bancos.
La falta de transparencia es el principal motivo para su abusividad
Uno de los argumentos clave para tumbar las revolving es la falta de transparencia con la que se comercializan. Muchos consumidores contrataron estos productos sin comprender realmente el impacto de los intereses desorbitados.
El Supremo ha reiterado que la falta de información clara y precisa sobre el funcionamiento de estas tarjetas puede hacerlas abusivas, aunque esta apreciación no siempre se traduzca en una devolución completa del dinero.
El anatocismo y la baja cuota mensual afectan al consumidor
Dos elementos juegan un papel crucial en la trampa de las revolving: el anatocismo y las cuotas bajas.
- Anatocismo: el mecanismo mediante el cual los intereses se capitalizan y generan nuevos intereses, perpetuando la deuda.
- Cuotas bajas: al establecer pagos mínimos mensuales, la amortización del capital es lenta, lo que provoca que los intereses sigan acumulándose.
El resultado: una deuda que parece no terminar nunca y consumidores atrapados en un círculo vicioso del que solo los bancos salen beneficiados.
Otra sentencia más que favorece a la banca
Las nuevas sentencias del Tribunal Supremo, lejos de representar un avance real para los consumidores, consolidan un modelo en el que la banca sigue teniendo la sartén por el mango.
Si bien se reconoce la nulidad de muchos contratos de revolving, la reducción del plazo de restitución de 15 a 5 años limita gravemente la capacidad de los afectados para recuperar su dinero.
Una vez más, el Alto Tribunal demuestra su benevolencia con el sector financiero, dejando a miles de consumidores con una sensación amarga. ¡Qué conveniente para los bancos! 🤔
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