Para sortear la mayor crisis habitacional que hemos conocido y conseguir que los precios bajen, España necesita construir más viviendas, -unas 500.000 para cubrir el déficit actual según el Banco de España- pero ha chocado contra un muro: no hay profesionales que las levanten. La falta de mano de obra cualificada complica la construcción inmediata de más vivienda. La patronal denuncia que se necesitan más de 700.000 albañiles, electricistas, fontaneros y carpinteros para cubrir la demanda del sector. Y encontrarlos va a ser un poco más difícil que dar un toque de corneta en cada obra.

Además de los altos precios de los materiales, el sector de la construcción enfrenta una crisis sin precedentes: la falta de alrededor de 700.000 trabajadores para satisfacer la demanda actual y futura de construir unas 250.000 viviendas al año al menos hasta el año 2030. Esta carencia de mano de obra cualificada pone en jaque la capacidad del país para responder a las necesidades habitacionales de su población y proyectos de infraestructura. La escasez de profesionales no solo tira al alza de los costes, sino que ralentiza la construcción de viviendas, en un momento en el que la curva demográfica genera una brecha cada vez mayor entre la oferta y demanda, agravando el problema social de acceso a la vivienda en España.

 Faltan suelos, trabajadores y sobra burocracia 🏘️

La problemática del sector no se limita únicamente a la escasez de trabajadores. La falta de suelo urbanizable y los interminables trámites burocráticos, que genera mucha incertidumbre en los promotores, ralentizan aún más el proceso de construcción. Esta combinación de factores crea un cuello de botella que impide satisfacer la creciente demanda de viviendas en nuestro país, que ya está adquiriendo tintes dramáticos llevando a la gente a la calle, en todos los sentidos. Las manifestaciones del pasado sábado en 40 ciudades españolas fueron buena muestra de ello.

Se necesitan 250.000 viviendas al año, pero solo tenemos currantes para levantar 100.000 🏠

Para atender las necesidades habitacionales de la población, España debería construir aproximadamente 250.000 viviendas anuales. Sin embargo, la falta de mano de obra cualificada limita la capacidad del sector para alcanzar esta cifra, logrando apenas la mitad de lo requerido. En 2024 se visaron más de 127.000 unidades, frente a la capacidad instalada del sector, que se sitúa entre 90.000 y 100.000 viviendas construidas al año. Esta insuficiencia en la producción de viviendas contribuye al incremento de los precios y dificulta el acceso a una vivienda digna para muchas familias.​

Al cierre de la primera mitad de 2021, trabajaban en la construcción 1,324 millones de personas, según la última Encuesta de Población Activa (EPA) publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE). De ellos, la amplia mayoría eran hombres: más de 1,2 millones de trabajadores, frente a cerca de 121.000 trabajadoras. Una presencia femenina pequeña, pero que ha crecido ligeramente en los últimos años, tras pasar del 8,2% en 2020 al 9% a mediados del 2024, en donde patronal y sindicatos asumen que queda mucho por recorrer.

En los últimos doce meses, en un contexto de fuerte incremento del mercado laboral, al sector ha ganado 44.800 trabajadores y en los últimos diez años ha creado casi medio millón de puestos de trabajo, después de tocar suelo en 2014.

El andamio atrae poco y su siniestralidad asusta ⚠️

El trabajo en la construcción es percibido como poco atractivo por las nuevas generaciones, en parte debido a su alta siniestralidad, a la ausencia de glamour y a la dureza de trabajar a la intemperie. En 2024, se registraron en el sector 796 muertes laborales en España, lo que evidencia la peligrosidad del sector. Esta percepción negativa disuade a los jóvenes de considerar vidas laborales en la construcción, agravando la escasez de trabajadores. El índice de incidencia de accidentes se situó en 5.509 por cada 100.000 trabajadores, un 14,2% menos que un año antes. Sin embargo, el sector sigue a la cabeza de la accidentabilidad en el conjunto de la economía.

Salarios por encima de la media y creciendo 💰

Con la ley de la oferta y la demanda en la mano, los salarios en la construcción han experimentado un crecimiento notable, situándose por encima de la media nacional. Esta tendencia refleja la creciente demanda de trabajadores y la necesidad de atraer talento y juventud al sector. Sin embargo, el incremento salarial, por sí solo, no ha sido suficiente para revertir la falta de mano de obra cualificada.​ Según CNC, la construcción supera en un 30% el salario mínimo, con Madrid o Barcelona en la zona alta de la tabla y donde los peones parten desde los 19.000 o 20.000 euros anuales.

Faltan especialistas en todos los ramos 🛠️

La escasez de profesionales especializados es evidente en todas las áreas de la construcción. Desde albañiles y soldadores hasta fontaneros y electricistas, la falta de personal cualificado dificulta la ejecución eficiente de los proyectos, con cuadrillas que van de una promoción a otra. Esta carencia de trabajadores, además de a la siniestralidad, se debe, en parte, a la falta de formación adecuada y a la percepción de inestabilidad laboral en el sector.​ Más del 50% de las empresas de construcción están teniendo serios problemas para dar cobertura a perfiles cualificados. Y es que, desde la explosión de la burbuja inmobiliaria, el sector vive uno de sus peores momentos en cuanto a producción; casi la mitad de las ocupaciones clasificadas en la categoría de profesiones con escasez de mano de obra pertenecen al sector de la construcción. El problema se traduce en sobrecostes y retrasos en las entregas.

La fuerza trabajadora del 2008 desapareció con la crisis 📉

La crisis económica de 2008 tuvo un impacto devastador en el sector de la construcción, provocando la pérdida de numerosas empresas, empleos y el éxodo de trabajadores hacia otros sectores o países. Pasó de dar empleo a casi tres millones de personas a caer por debajo del millón. La recuperación a nivel de ocupación ha sido progresiva, pero la herida de la gran recesión es demasiado grande y cercana. Actualmente el número de personas que trabajan en este ámbito es prácticamente el mismo que lo hacía en 2011, año en el que apenas se pusieron en marcha 78.300 viviendas, según datos del Ministerio de Vivienda. En cambio, en 2024 se concedieron 127.700 visados de obra para levantar pisos, una cifra que es la mayor desde el pinchazo de la burbuja y un 16,7% más que en 2023. Un problema añadido es la elevada edad media de los trabajadores del sector, que alcanza los 50 años.

Inmigrantes para trabajar en la obra 🌍

La incorporación de trabajadores inmigrantes ha sido una solución parcial para paliar la falta de mano de obra. En 2024, el 40% de los empleos creados en España fueron ocupados por extranjeros, con la construcción siendo uno de los sectores con más tirón.

Desde 2019, se han incorporado 139.200 trabajadores inmigrantes, pasando de representar el 17% del total al 24%. En particular, el volumen de latinoamericanos empleados ha crecido un 22% solo en el último año, alcanzando los 177.600 ocupados de esta procedencia

La contratación de trabajadores cualificados en países de origen, como Perú, Chile o Colombia, es una solución que se está dando tanto en perfiles técnicos y especializados, como no técnicos. Sin embargo, la medida no es suficiente para cubrir el déficit existente, y es necesario implementar estrategias adicionales para atraer y formar a más trabajadores, sobre todo entre la juventud española.

Construir casas bajo techo en una fábrica puede resultar más atractivo para los currantes 🏭

La industrialización de la construcción, que implica la fabricación de componentes en fábricas para su posterior ensamblaje en el sitio de la promoción, ofrece una alternativa atractiva. Este método puede reducir los plazos de entrega hasta en un 40% y mejorar las condiciones laborales al trasladar parte del trabajo a entornos más controlados y seguros. Además, puede contribuir a cambiar la percepción de temporalidad del sector y atraer a una nueva generación de trabajadores.​ No está tan claro que pueda abaratar en sí el proceso, por una mayor necesidad de inversión tecnológica y financiera.

La construcción fuera del emplazamiento, como la prefabricación de edificios modulares, es una solución potencial a la reducción de mano de obra en cada promoción, la peligrosidad del entorno de trabajo, la dureza de trabajar a la intemperie, y al cumplimiento de tiempos, presupuestos y especificaciones del proyecto. Además, contribuye a una imagen más moderna e innovadora de la construcción, alineada con las tendencias de sostenibilidad y tecnología.​

Tampoco hay que dejar de lado que las viviendas industrializadas pueden ayudarnos en el desafío que tenemos por delante, que es el de alcanzar entre 1.200.000 y 1.500.000  viviendas para el 2030 y por eso se habla cada vez más de ellas. La industrialización de la construcción de viviendas está asociada a la digitalización y las tecnologías que conectan el diseño, la arquitectura, ingeniería, los fabricantes…todo ello nos permite encontrar los problemas previos a la construcción, buscar la solución y resolverlos antes de comenzar la fabricación.

Pero no todo es redondo y exento de los problemas de la construcción tradicional. Los problemas de encontrar suelo edificable son los mismos y los de tramitación burocrática pueden ser incluso mayores al no existir unos protocolos claros con estas nuevas técnicas. Falta tejido industrial orientado a estos nuevos procesos que, por supuesto, puede estar deslocalizado, lo que al mismo tiempo implica una gran oportunidad de desarrollo económico en zonas del interior de España y también laboral, por la ausencia de mano de obra especializada. Podemos estar hablando del desafío a toda una generación de jóvenes que cuentan con la suficiente preparación en FP y su entrada en un sector que hasta ahora no les ha gustado mucho.

El sector de la construcción en España enfrenta múltiples desafíos que requieren soluciones integrales. Es fundamental abordar la escasez de mano de obra cualificada, mejorar las condiciones laborales, simplificar la burocracia y fomentar la innovación a través de la industrialización. No podemos seguir trabajando con ladrillo y mortero como hace 2.000 años. Solo así se podrá satisfacer la demanda de viviendas y garantizar el desarrollo sostenible del sector, implicando a una generación que se encuentra un tanto descolgada del sector.

Periodista económico

Eduardo Lizarraga

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