La última edición del Informe Anual del Banco de España ha vuelto a sacar los colores a nuestro sistema de vivienda. El dato que más ha trascendido a medios y tertulias es que entre la Comunidad de Madrid y la provincia de Barcelona hay más de 700.000 viviendas que no están destinadas a uso residencial habitual, es decir, son segundas residencias, pisos turísticos o están directamente vacías. Y en un país donde se habla a diario del “problema de acceso a la vivienda”, la existencia de semejante parque infrautilizado debería provocar un debate serio, honesto y, sobre todo, conjunto.
Sin embargo, ni hay debate, ni hay coordinación, ni parece que haya voluntad política para salir de este laberinto. Como viene siendo habitual, el informe se ignora o se utiliza como munición política, y la urgencia de la situación se diluye entre reproches, omisiones interesadas y discursos ideológicos desconectados de la realidad.
📈 La población residente en España creció 2,7 millones de habitantes desde 2016
Desde 2016, la población residente ha aumentado en casi tres millones de personas, especialmente por el empuje de los flujos migratorios. En 2024 el crecimiento ha sido del 0,9%, con la creación de 180.000 nuevos hogares, una cifra muy superior a las poco más de 100.000 viviendas que se terminaron ese mismo año. Es decir: la demanda no deja de crecer mientras la oferta se queda corta año tras año.
Y esto no es nuevo. Llevamos más de una década de crecimiento continuo en la demanda estructural —más hogares, más población, más movilidad— sin una respuesta proporcional del mercado ni de las administraciones públicas.
🌍 Aumento de la demanda de vivienda por parte de los no residentes
A esta presión interna hay que sumar la demanda externa. Los extranjeros no residentes compraron el 8,4% del total de viviendas en 2024, con picos del 11% en Alicante y el 8,5% en Málaga. Son compras que, en muchos casos, no tienen como destino la residencia habitual, sino la inversión especulativa o el alquiler turístico.
A esto se suman más de 500.000 viviendas propiedad de extranjeros no residentes en España, lo que deja claro que, en determinadas zonas, la vivienda ha dejado de cumplir su función social para convertirse en un activo financiero globalizado.
🏚️ Durante el año 2024 se crearon 180.000 nuevos hogares, cifra muy superior a las 100.000 viviendas entregadas
Esta es la raíz del problema. Cada año se crean más hogares que viviendas se construyen. Y esta brecha va en aumento. El informe señala que, en 2024, se terminaron alrededor de 100.000 viviendas, una cifra muy alejada de los objetivos del Plan de Recuperación, que preveía 300.000 al año hasta 2030. Ni siquiera con el aumento de visados de obra nueva (127.500 en 2024) parece que vayamos a revertir la situación a corto plazo.
Y si la producción de vivienda protegida sigue estancada en torno a las 14.500 unidades al año, mientras los visados de rehabilitación apenas rozan las 24.000, el problema de fondo no solo se perpetúa, sino que se agrava.
⚠️ El estudio advierte de un “desajuste” entre la evolución de la oferta y la de la demanda de vivienda
Lo que antes era una advertencia, ahora es un diagnóstico estructural: hay un desajuste claro entre la oferta de vivienda disponible y la demanda real. Y esto no es un problema puntual de Madrid o Barcelona. El informe señala que también hay escasez grave en provincias vascas y en Las Palmas, así como en toda la costa mediterránea y las islas, donde el peso de las segundas residencias y el alquiler turístico distorsiona completamente el mercado.
Mientras tanto, el debate se reduce a banalidades ideológicas, y se ignoran las zonas donde más está impactando esta falta de vivienda estructural. Cataluña, por ejemplo, ni se menciona más allá de un ranking de viviendas que desaparecen del mercado del alquiler. Ni una palabra sobre la contención de precios o los esfuerzos regulatorios. Ignorar los datos que no cuadran con la narrativa no es serio.
📊 El BdE señala el “alto retorno” obtenido por las rentas de vivienda frente a otros instrumentos financieros
La vivienda ha pasado de ser un derecho a un activo de inversión con alta rentabilidad. El Banco de España reconoce sin tapujos que el “alto retorno” de las rentas inmobiliarias ha atraído capital privado y desplazado a las administraciones y los inversores institucionales del mercado del alquiler. En resumen: la oferta ha crecido gracias a los particulares, mientras el sector público sigue desaparecido.
Pero si ese “alto retorno” es precisamente lo que encarece el acceso y tensiona los precios, ¿no habría que cuestionar el papel de la vivienda como activo especulativo?
📈 La tasa de crecimiento interanual del precio medio de la vivienda en términos reales en España alcanzó el 8,7% en el último trimestre de 2024
Los precios no dejan de subir. En 2024, el precio real de la vivienda subió un 8,7% interanual, acumulando un 39,8% desde los mínimos de 2014. Y el alquiler no se queda atrás: desde 2015 el precio por metro cuadrado ha crecido un 12,5%, y los nuevos contratos firmados se prevé que suban un 20% en términos nominales.
Pero el problema no es solo el nivel de los precios, sino su desconexión con los salarios y las rentas familiares.
💰 Esfuerzo en 7,2 años: lo que necesita un hogar medio para comprar una vivienda
A finales de 2024, un hogar medio necesitaba 7,2 años de su renta bruta para comprar una vivienda. En zonas como Madrid, Barcelona, Alicante o Málaga, esa cifra se dispara por encima de los nueve años, sobre todo para jóvenes, migrantes y hogares con rentas bajas.
En cuanto al alquiler, el esfuerzo medio supera el 25% de la renta bruta en muchas provincias, y llega al 30% en zonas turísticas o grandes urbes. Esto genera situaciones crónicas de sobreesfuerzo y vulnerabilidad social que afectan a cada vez más hogares.
🚫 Hay que adoptar medidas que incrementen la oferta de vivienda, especialmente en el segmento del alquiler
No es nuevo, pero sigue sin abordarse. La receta es clara: hace falta más vivienda, especialmente pública y en alquiler asequible. Pero eso exige un marco regulatorio estable, seguridad jurídica, colaboración público-privada y menos trabas administrativas y urbanísticas.
Y sobre todo, exige que las administraciones dejen de competir entre ellas y empiecen a colaborar. Es absurdo que, en plena emergencia habitacional, sigamos asistiendo a batallas ideológicas, bloqueos cruzados y un juego de culpas que no construye ni una vivienda.
🤝 Debería realizarse un esfuerzo coordinado entre todas las administraciones
Lo dice el Banco de España y lo grita la realidad: hace falta un esfuerzo conjunto entre todas las administraciones. No más parches, no más normativas autonómicas contradictorias, no más enfrentamientos entre partidos y gobiernos que convierten el derecho a la vivienda en un campo de batalla electoral.
Ya no estamos ante un problema coyuntural, sino estructural y sistémico, que afecta a todas las capas sociales, pero especialmente a las más vulnerables. Y que, si no se aborda de forma seria, coordinada y sostenida, seguirá empujando a cientos de miles de personas fuera del mercado, fuera de los núcleos urbanos y, en última instancia, fuera de un proyecto de vida digno.
🏁 Menos ruido y más vivienda
Cada nuevo informe que publican los organismos oficiales —Banco de España, INE, AIReF o Eurostat— confirma lo que miles de familias viven en carne propia: la vivienda en España es cada vez más inaccesible, más cara, más inestable y más injusta.
Y lo más indignante no es la gravedad de los datos, sino la ausencia de voluntad política para darles respuesta. Hay recursos, hay herramientas, hay diagnóstico. Lo que falta es altura de miras, cooperación y valentía política.
Mientras los partidos se pelean por ver quién culpa a quién, casi medio millón de viviendas se pierden en los laberintos del alquiler turístico, el uso especulativo o la desidia normativa.
🔴 La vivienda no puede seguir siendo un arma electoral ni un instrumento de lucro financiero. Por delante de todo ello tiene que volver a ser lo que nunca debió dejar de ser: un bien de primera necesidad y un derecho de todos los españoles.
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