El mercado del alquiler en España vive una transformación silenciosa, pero profunda, que amenaza con desdibujar aún más el ya frágil equilibrio entre oferta y demanda de vivienda. El alquiler de temporada, una figura legal concebida inicialmente para cubrir estancias justificadas y breves por motivos laborales, académicos o de salud, se ha convertido en una fórmula extendida de fraude encubierto que muchos propietarios y plataformas utilizan para evadir las garantías del arrendamiento permanente y maximizar beneficios 📈.
Durante el primer trimestre de 2025, los alquileres temporales ya suponen el 14% del mercado, con un incremento interanual del 25% en su oferta, mientras que los alquileres permanentes han caído un 3%. Esta evolución distorsiona el mercado, profundiza la falta de vivienda y perjudica gravemente a quienes buscan una residencia habitual estable.
📍 En Barcelona, casi la mitad de las viviendas que se ofrecen lo hacen en alquiler de temporada
Los datos más recientes revelan una preocupante concentración de este fenómeno en las ciudades con mercado más tensionado. En Barcelona, el 47% de las viviendas en alquiler se ofertan en la modalidad de temporada. Le siguen San Sebastián (37%), Badajoz (27%), Girona (26%), Cádiz (22%) y Tarragona (20%).
Este tipo de contratos permite a los propietarios evitar los límites al precio del alquiler, las prórrogas forzosas, y los derechos básicos del inquilino que protege la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU). En otras palabras: se gana más dinero y con menos obligaciones.
El auge de este tipo de contratos en zonas tensionadas responde, pues, a una búsqueda de beneficios por parte de propietarios e inversores, a costa del acceso a vivienda digna para quienes necesitan alquilar para vivir, no para pasar una estancia temporal. Un modelo de mercado perverso que sigue sin una regulación clara.
🗺️ En zonas no tensionadas el alquiler temporal es casi inexistente
Donde no hay presión sobre la vivienda, el alquiler temporal desaparece casi por completo. Es el caso de Ceuta, Melilla y Logroño, donde su peso sobre el mercado es del 0%. En Valladolid, Lugo, Ciudad Real, Guadalajara, Zamora y Cáceres, apenas llega al 1%.
Estos datos confirman que el alquiler de temporada no responde a una necesidad real del mercado, sino a una oportunidad de beneficio especulativo en zonas donde los precios del alquiler permanente están regulados o restringidos.
El fraude no está en el contrato, sino en el uso que se le da. Y ese uso está claramente condicionado por el mercado: donde hay regulación o escasez, aparece el contrato temporal como solución para el propietario… y problema para el inquilino.
📊 Subidas masivas del alquiler de temporada
El crecimiento de esta modalidad de arrendamiento no solo afecta a las grandes ciudades. En lugares donde hasta ahora era residual, se han producido subidas explosivas:
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Ourense: +300%
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Toledo: +178%
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Pontevedra: +125%
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Jaén: +111%
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Guadalajara: +100%
Incluso entre los grandes mercados, el crecimiento es sostenido:
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Bilbao: +36%
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Alicante: +33%
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Barcelona: +29%
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Madrid: +23%
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Valencia: +14%
Este crecimiento no es casual. El alquiler temporal se ha convertido en una fórmula legal de rentabilización rápida frente a un mercado con demanda creciente y control de precios en el alquiler habitual.
Por el contrario, en 13 capitales el alquiler temporal se ha reducido, con Melilla, Zamora y Logroño como casos extremos. Pero son la excepción.
📉 Los alquileres permanentes siguen cayendo en España
Mientras el contrato temporal crece, el alquiler permanente se reduce. Las capitales catalanas son las más afectadas:
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Girona: -42%
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Barcelona: -37%
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Lleida: -37%
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Tarragona: -36%
Otros grandes mercados como San Sebastián (-18%), Palma (-18%), Sevilla (-5%) y Bilbao (-5%) también han visto mermar su oferta.
Esto genera una tormenta perfecta: menos oferta, más demanda, más contratos temporales, más precariedad. A medida que se reduce la oferta de vivienda habitual, se dispara el precio y se empuja a miles de familias hacia contratos sin estabilidad ni protección legal.
Sí, hay ciudades donde la oferta se recupera —Ávila (+83%), Ceuta (+49%), Málaga (+21%)—, pero son casos puntuales. El mercado general apunta a una sustitución del alquiler de vivienda habitual por contratos temporales que esquivan la ley y vacían de contenido las políticas de vivienda pública.
🏛️ Sumar desbloquea la tramitación parlamentaria de la ley que regula los alquileres de temporada
Tras meses de parálisis, Sumar ha roto la baraja parlamentaria y, con el apoyo del PP, ha desbloqueado la tramitación de la reforma de la LAU para frenar el uso abusivo del alquiler de temporada.
El PSOE, que había venido prorrogando la presentación de enmiendas, se quedó solo pidiendo más tiempo. Ahora, la iniciativa entra por fin en la recta legislativa y los grupos deben presentar enmiendas antes del 21 de mayo.
Un paso necesario para regular el uso de estos contratos, que, en su forma actual, facilitan el fraude y desprotegen al inquilino.
⚖️ Se equiparan los contratos temporales a los de vivienda habitual
La norma propone una reforma que equipare jurídicamente ambos contratos. Es decir, cuando el alquiler de temporada no esté justificado, se entenderá como contrato de vivienda habitual.
Esto incluye:
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Duración máxima de nueve meses (ahora eran seis).
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Si se encadenan más de dos contratos consecutivos, pasará automáticamente a considerarse arrendamiento habitual.
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El arrendador debe justificar la necesidad temporal, como en la legislación laboral (traslado, estudios, enfermedad…).
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El inquilino gana derechos, como prórroga obligatoria o protección frente a subidas abusivas.
La intención es clara: cerrar el grifo a los abusos y devolver el alquiler temporal a su naturaleza original.
📜 La duración máxima será de nueve meses
Uno de los puntos clave de la reforma es que el contrato de temporada no podrá durar más de nueve meses. Si se intenta extender, se activan automáticamente las cláusulas del contrato de arrendamiento habitual.
Es un mecanismo que busca evitar la simulación de contratos temporales encadenados —un fraude habitual en las ciudades tensionadas—. La estacionalidad no puede ser indefinida.
🏛️ Cuando exista, primará la normativa autonómica
Para lograr apoyos parlamentarios, el texto también contempla una disposición adicional duodécima. Según esta cláusula, en comunidades autónomas que tengan normativa propia de vivienda, será esta la que prevalezca sobre la ley estatal. Se respeta así el marco competencial, y se da vía libre a regulaciones más duras, como las de Cataluña o País Vasco.
También se elimina la necesidad de informar al arrendador en caso de subrogación del contrato por parte del inquilino, algo que favorece a los arrendatarios.
Ilegalización de las empresas de desokupación
Otro de los temas incluidos en la reforma es la propuesta de ilegalizar las empresas de desokupación, como la mediática Desokupa.
Desde Sumar se denuncia que estas entidades operan como grupos paraestatales, actuando con intimidación, coacción y violencia extrajudicial. Su portavoz, Verónica Martínez Barbero, ha señalado que estas empresas «siembran el miedo» y actúan «como matones a sueldo».
La propuesta implica que estas entidades no puedan registrarse bajo ninguna forma jurídica, y no puedan reaparecer camufladas con otro nombre.
Un paso más en la línea de reforzar la legalidad, el acceso digno a la vivienda y la protección frente al abuso inmobiliario 🛑.
🧩 Padecemos un mercado desequilibrado que exige una reforma urgente
El auge del alquiler de temporada no responde a una necesidad real del mercado, sino a una estrategia masiva de evasión de la normativa del alquiler permanente. Detrás de esta figura legal se esconde un modelo de negocio que explota la inseguridad habitacional, genera exclusión residencial y devalúa los derechos del inquilino.
Si la reforma propuesta se aprueba tal y como está planteada, puede ser una herramienta poderosa contra el fraude, pero su aplicación deberá ser vigilada, coordinada y firme. Porque no basta con escribir buenas leyes si luego no se cumplen.
Y mientras tanto, cientos de miles de familias seguirán enfrentándose cada mes al mismo dilema: aceptar un contrato temporal precario o no tener techo.
El tiempo de mirar hacia otro lado se ha acabado. Es momento de legislar con firmeza y actuar con responsabilidad 🧭.
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